3 de septiembre de 2009

La II Guerra Mundial: 70 años de cine bélico

José Hernández / Murcia.

El 1 de septiembre se cumplió el 70 aniversario del comienzo de uno de los conflictos bélicos más cinematográficos de la historia: la Segunda Guerra Mundial. Un acontecimiento que ha sido tratado de mil formas distintas en la gran pantalla, sobre todo desde Hollywood.

Al principio, en los años 40, las películas fueron básicamente propaganda: o bien se ridiculizaba a los nazis (
Ser o no ser), o se ensalzaba a la resistencia (Casablanca), o se alababa el estoicismo de la población civil (La señora Miniver), o eran un homenaje a la valentía de las tropas (Los mejores años de nuestra vida). Los ejemplos más claros de panfleto los tenemos en los cortometrajes de animación: el pato Donald, Popeye y muchos otros combatieron o hicieron publicidad para vender bonos de guerra. De hecho, Disney realizó varios cortos de propaganda anti-nazi para alimentar el odio en los futuros reclutas.

Resulta curioso, pero comprensible, comprobar que durante la guerra apenas hubo películas ‘con batallas’. Al contrario, se centraron principalmente en el espionaje (
Enviado especial, Estambul).


La cosa cambió cuando terminó el conflicto, con la correspondiente dosis de triunfalismo. En los siguientes veinte años Hollywood explotó el filón del cine bélico hasta la saciedad, normalmente ensalzando a los héroes que combatieron. No quiere decir esto que saliesen malas películas: De aquí a la eternidad, Traidor en el infierno, Arenas sangrientas, El puente sobre el río Kwai, Doce del patíbulo, Los cañones de Navarone, El desafío de las águilas, El tren… Incluso el divertimento casi lúdico de La gran evasión es un gran ejemplo de cómo realizar un filme centrado en los avatares más espectaculares de la guerra.

En Europa el final de la guerra se vio de forma distinta. Aquí tuvimos que recoger los destrozos y plantearnos cómo había sucedido todo, lo que dio lugar a un cine más humanista y centrado en las desgracias sufridas:
Roma ciudad abierta, Alemania año cero, La infancia de Iván, Juegos prohibidos, Dos mujeres

La llegada de la guerra de Vietnam, con sus movimientos pacifistas y su jarro de agua fría sobre el patriotismo, coincide además con el desgaste del género. Así se entiende que la corriente europea, menos complaciente y más oscura, comience a hacerse cada vez más presente en el cine de Hollywood. Películas como
El motín del Caine o Conspiración de silencio ya miraban más allá de lo habitual en el conflicto, y otras como Senderos de gloria elegían centrarse en otra guerra para comentar aspectos universales que también se le aplicaban. Fue entonces cuando se abrió los ojos al Holocausto, con Noche y niebla, tras lo que llegaron películas como El diario de Ana Frank, Vencedores o vencidos o Matadero cinco. La perspectiva sobre la guerra cambió, y ningún ejemplo tan claro como la comparación entre El día más largo y Tora tora tora, dos pseudo-documentales que aspiraban a contar las historias del desembarco de Normandía y Pearl Harbor, respectivamente, de forma que fuesen las películas definitivas sobre ello. En los nueve años que transcurrieron entre ambas, la primera fue calificada de obra maestra y la segunda como mediocridad con mucho presupuesto –la realidad es que ambas están en un término medio-.

Y así, con puntuales incursiones de calidad irregular y cierta anacronía
(
Patton, Cabaret, Un puente lejano, La cruz de hierro, La decisión de Sophie…), fueron pasando los años. El cine de los 70 y 80 se centró en Vietnam, y las únicas obras universalmente destacadas del periodo fueron El submarino y La tumba de las luciérnagas, ninguna de ellas americana.

Así, hasta que llegó Spielberg y en dos plumazos reescribió la guerra. Primero lo hizo con el Holocausto en
La lista de Schindler. Cinco años después hizo lo propio con Normandía, en Salvar al soldado Ryan. Tras estas películas, sólo ha habido destellos puntuales de maestría, como el lirismo de La delgada línea roja, el realismo de El hundimiento o la sensibilidad de El pianista. Pero han sido momentos fugaces, porque aunque esta guerra ha vuelto a ponerse más o menos de moda, casi todas las películas realizadas desde entonces han oscilado entre lo mediocre y las películas buenas que se perderán en la memoria.

Hay que mirar a la pequeña pantalla para encontrar la última obra cumbre del subgénero, y es precisamente una obra que podría casi calificarse como lo mejor que se ha hecho nunca sobre este conflicto: la miniserie
Hermanos de sangre, surgida también de la cabeza de Spielberg. Dentro de poco se estrenará su segunda parte, The Pacific, centrada en la vertiente asiática en lugar de en la europea, con lo cual quizá tengamos la obra definitiva sobre este conflicto.

Esto es, hasta que Spielberg saque una hipotética tercera parte hablando de los campos de concentración...

2 Response to "La II Guerra Mundial: 70 años de cine bélico"

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Raúl M. Says....

Excelente aproximación al cine bélico.
No falta nada de lo bueno. Muy buen artículo, y muy detallado.

Lástima que tenga que existir este género como vehículo de una realidad.

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