21 de febrero de 2012
Del patio al calabozo
21 / feb / 2012 - Raúl Masa.
Explicar lo que está sucediendo en Valencia, concretamente alrededor del Instituto Luis Vives, es complicado y sencillo a la vez, tanto como describir cómo se siente España ahora mismo.
Todo empezó de manera tranquila. Unos alumnos se movilizan porque creen que los actuales recortes en educación tienen que ver con que no haya calefacción en su centro de estudios. La cuestión que se debe plantear la sociedad es, ¿qué ha sucedido para que unas calefacciones que no se encienden estén provocando manifestaciones en masa en un país de casi 50 millones de habitantes?
La respuesta se puede buscar en el propio país, la respuesta es: España. Sin caer en recalcitrantes hipocresías con falta de calidad, a nadie se le pasa por alto que los movimientos sociales del pasado mes de mayo, y sus derivados, provienen del lado izquierdo más que del derecho. Pero como excusa no valen, puesto que estallaron en medio del Gobierno socialista. Por lo tanto, sin tener en cuenta que da lo mismo contra quién, la pregunta es, ¿por qué?
Descontando a los ingenuos que creen que esto es un problema organizado por estudiantes que protestan, quizás, hay más de uno que esté utilizando todo esto en defensa de un interés propio. Que la última detención de más de una veintena de personas solo tenga entre sus agraciados jóvenes un par de menores de edad, dice mucho de quiénes están detrás de todo esto.
Son jóvenes estudiantes reivindicando sus derechos por los recortes educativos, sí. Son jóvenes profesionales del disturbio y la guerrilla urbana que no tienen vicio ni beneficio, sí. Lo malo es que unos son más bulliciosos que los otros.
Lo que está sucediendo en Valencia alrededor de un Instituto público, no es más que el reflejo de una España descontenta que tiene pensado salir a la calle siempre que haga falta. Ahora bien, una vez en la calle las cosas se pueden hacer de diversas maneras. De forma civilizada, con los permisos necesarios, sentido común... O a lo bestia. Incluyendo en cualquiera de los dos apartados, también, a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
Explicar lo que está sucediendo en Valencia, concretamente alrededor del Instituto Luis Vives, es complicado y sencillo a la vez, tanto como describir cómo se siente España ahora mismo.
Todo empezó de manera tranquila. Unos alumnos se movilizan porque creen que los actuales recortes en educación tienen que ver con que no haya calefacción en su centro de estudios. La cuestión que se debe plantear la sociedad es, ¿qué ha sucedido para que unas calefacciones que no se encienden estén provocando manifestaciones en masa en un país de casi 50 millones de habitantes?
La respuesta se puede buscar en el propio país, la respuesta es: España. Sin caer en recalcitrantes hipocresías con falta de calidad, a nadie se le pasa por alto que los movimientos sociales del pasado mes de mayo, y sus derivados, provienen del lado izquierdo más que del derecho. Pero como excusa no valen, puesto que estallaron en medio del Gobierno socialista. Por lo tanto, sin tener en cuenta que da lo mismo contra quién, la pregunta es, ¿por qué?
Descontando a los ingenuos que creen que esto es un problema organizado por estudiantes que protestan, quizás, hay más de uno que esté utilizando todo esto en defensa de un interés propio. Que la última detención de más de una veintena de personas solo tenga entre sus agraciados jóvenes un par de menores de edad, dice mucho de quiénes están detrás de todo esto.
Son jóvenes estudiantes reivindicando sus derechos por los recortes educativos, sí. Son jóvenes profesionales del disturbio y la guerrilla urbana que no tienen vicio ni beneficio, sí. Lo malo es que unos son más bulliciosos que los otros.
Lo que está sucediendo en Valencia alrededor de un Instituto público, no es más que el reflejo de una España descontenta que tiene pensado salir a la calle siempre que haga falta. Ahora bien, una vez en la calle las cosas se pueden hacer de diversas maneras. De forma civilizada, con los permisos necesarios, sentido común... O a lo bestia. Incluyendo en cualquiera de los dos apartados, también, a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
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2 Response to "Del patio al calabozo"
Son jóvenes estudiantes reivindicando sus derechos por los recortes educativos, sí. Son jóvenes profesionales del disturbio y la guerrilla urbana que no tienen vicio ni beneficio, sí. Lo malo es que unos son más bulliciosos que los otros.
Respecto a esto todavía estoy esperando que alguien me de la imagen de un estudiante agrediendo a un policía...
Ser un joven profesional del disturbio y la guerrilla urbana no implica que tengas que ser un delincuente... Es solo eso.
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