16 de diciembre de 2011
Veni, vidi, vinci. ¿Y después?
16 / dic / 2011 - Alfonso Dols.
Rebelde, incorregible, atractivo y salvaje, muy salvaje; no fue una estrella del rock pero lo pudo ser, no tuvo que hacer música para entrar en la memoria colectiva que precede a la eternidad.
En ella siempre será: Stanley, Kurtz, Vito, Johnny o Terry Malloy. Pero en mi cabeza siempre será Brando, Marlon Brando.
He pensado mucho si escribir algo o poner imágenes, videos que son los que mejor definen a este Tótem de las artes visuales. Finalmente me he decidido por trazar algunos perfiles o líneas características que expliquen o traten de definir lo inexpresable que es mi profunda admiración a la obra de Brando. O mejor dicho a su "forma de hacer".
Brando no es el actor más técnico, no es tampoco el más versátil, ni siquiera se adapta bien a algunos géneros. En la comedia, por ejemplo, no encaja bien. Sin embargo la fuerza que Marlon Brando ha transmitido alcanza cotas que muy pocos artistas han logrado.
Brando actúa con todo. Desecha los métodos interpretativos, clichés, modelos estéticos y actúa desde dentro. Defiende su personaje sin establecer fronteras. Con ello se salta las marcas y crea el caos, del caos Brando agrede la sensibilidad del espectador, les falta al respeto, los tutea. La interacción que establece Brando es directa, sin artificios. El camino que escoge siempre es el más corto, invade la sensibilidad del espectador, intimando ante la rudeza, la sensibilidad, obstinación, testarudez, inteligencia, de muchos de sus personajes.
Agrede porque Brando en muchas ocasiones es un actor explícito, no insinúa, no desvela, ni deja entrever. Muestra, enseña sin tapujos su realidad. Y por ello el espectador se siente perturbado, es tentado al deseo, al odio, la fascinación o la admiración, en la mayoría de ocasiones de una manera irremediable.
Mi percepción de Brando es la de un actor que proviene del fracaso, un actor con ese aire que le confiere su marcado físico, de tipo que ha tocado fondo, que esta de vuelta de todo pero que ha conocido el odio, la desesperación y la locura. Hombre en plenitud, siempre viril y plagado de defectos, renacido de sus defectos, pero amado, amado irracionalmente.
¿Virtudes? Brando no engañaba a nadie, era sincero delante de una cámara, representó algunos de sus papeles como pocos y en otros tantos no podríamos concebirlos sin él que tal y como nacieron murieron como una estrella fugaz en el firmamento de Hollywood, fábrica de mitos.
Si no hubiera nacido, estoy seguro que hay sentimientos que no hubiéramos conseguido experimentar. Y las sensaciones que nos ha dejado Brando a lo largo de su filmografía han sido de las mejores.
Rebelde, incorregible, atractivo y salvaje, muy salvaje; no fue una estrella del rock pero lo pudo ser, no tuvo que hacer música para entrar en la memoria colectiva que precede a la eternidad.
En ella siempre será: Stanley, Kurtz, Vito, Johnny o Terry Malloy. Pero en mi cabeza siempre será Brando, Marlon Brando.
He pensado mucho si escribir algo o poner imágenes, videos que son los que mejor definen a este Tótem de las artes visuales. Finalmente me he decidido por trazar algunos perfiles o líneas características que expliquen o traten de definir lo inexpresable que es mi profunda admiración a la obra de Brando. O mejor dicho a su "forma de hacer".
Brando no es el actor más técnico, no es tampoco el más versátil, ni siquiera se adapta bien a algunos géneros. En la comedia, por ejemplo, no encaja bien. Sin embargo la fuerza que Marlon Brando ha transmitido alcanza cotas que muy pocos artistas han logrado.
Brando actúa con todo. Desecha los métodos interpretativos, clichés, modelos estéticos y actúa desde dentro. Defiende su personaje sin establecer fronteras. Con ello se salta las marcas y crea el caos, del caos Brando agrede la sensibilidad del espectador, les falta al respeto, los tutea. La interacción que establece Brando es directa, sin artificios. El camino que escoge siempre es el más corto, invade la sensibilidad del espectador, intimando ante la rudeza, la sensibilidad, obstinación, testarudez, inteligencia, de muchos de sus personajes.
Agrede porque Brando en muchas ocasiones es un actor explícito, no insinúa, no desvela, ni deja entrever. Muestra, enseña sin tapujos su realidad. Y por ello el espectador se siente perturbado, es tentado al deseo, al odio, la fascinación o la admiración, en la mayoría de ocasiones de una manera irremediable.
Mi percepción de Brando es la de un actor que proviene del fracaso, un actor con ese aire que le confiere su marcado físico, de tipo que ha tocado fondo, que esta de vuelta de todo pero que ha conocido el odio, la desesperación y la locura. Hombre en plenitud, siempre viril y plagado de defectos, renacido de sus defectos, pero amado, amado irracionalmente.
¿Virtudes? Brando no engañaba a nadie, era sincero delante de una cámara, representó algunos de sus papeles como pocos y en otros tantos no podríamos concebirlos sin él que tal y como nacieron murieron como una estrella fugaz en el firmamento de Hollywood, fábrica de mitos.
Si no hubiera nacido, estoy seguro que hay sentimientos que no hubiéramos conseguido experimentar. Y las sensaciones que nos ha dejado Brando a lo largo de su filmografía han sido de las mejores.
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