23 de diciembre de 2011
El PSOE, o lo que debería ser
23 / dic / 2011 - Raúl Masa.
Después de escuchar a dos de los firmantes de 'Yo sí estuve allí', como Soraya Rodríguez, ex secretaria de Estado de Cooperación Internacional, y Diego López Garrido, ex secretario de Estado para la Unión Europea, parece que lo que está sucediendo en el seno del PSOE durante esta semana es un juego de niños que se dedican a gritar lo más alto posible quién lleva la razón.
Pues no señores ex secretarios. Lo que está sucediendo dentro del partido socialista es una escisión de ideas y pensamientos muy profunda. Lógicamente, tarde o temprano, alguien dentendrá esta salvaje estupidez y pondrá algo de coherencia. Pero mientras, que nadie intente engañar al votante o simpatizante socialista, ni unos ni otros.
Si el día en que se configura el nuevo Gobierno del Partido Popular, unos elevan a las alturas un manifiesto, y al día siguiente los otros hacen una réplica en forma de artículo de prensa, que ningún insensato nos haga pensar que no hay confrontación dentro del partido.
Ojo, que nadie ha dicho que esa confrontación sea mala, pero que tampoco diga nadie que no la hay. "Porque no sería decoroso que quien estuvo allí de manera evidente, y cabe decir entusiasta, aspirase ahora a sugerir lo contrario". Si esto no es un recado en toda regla a los ex ministros Caamaño y Chacón, cierro este chiringuito ahora mismo.
Por lo tanto, que nadie quiera escapar de la sana y prudente confrontación. La cuestión es averiguar a dónde nos debe llevar ese encuentro de ideas socialistas que unos y otros promueven.
Sin duda, a lo que debe ir es a la correlación ideológica del PSOE. Un partido socialdemócrata, que fomenta la igualdad entre personas y con una clara corriente progresista. Defensorá de la recaudación impositiva de forma progresiva, y garante de una sanidad y educación pública, universal y de calidad.
Todo lo que no sea aspirar a esas premisas volverá a ser un nuevo descalabro del socialismo. La muerte anunciada del PSOE llegó el día en que su dogma tuvo que plegarse ante el pragmatismo de los mercados, la crisis económicas, y los intereses supraterritoriales. Pues bien, si no van a ser capaces de enderezar el rumbo, que lo digan. Pero que no jueguen con los planteamientos ideológicos de sus votantes y simpatizantes. Porque entonces deberán buscar cobijo en otro nido.
Después de escuchar a dos de los firmantes de 'Yo sí estuve allí', como Soraya Rodríguez, ex secretaria de Estado de Cooperación Internacional, y Diego López Garrido, ex secretario de Estado para la Unión Europea, parece que lo que está sucediendo en el seno del PSOE durante esta semana es un juego de niños que se dedican a gritar lo más alto posible quién lleva la razón.
Pues no señores ex secretarios. Lo que está sucediendo dentro del partido socialista es una escisión de ideas y pensamientos muy profunda. Lógicamente, tarde o temprano, alguien dentendrá esta salvaje estupidez y pondrá algo de coherencia. Pero mientras, que nadie intente engañar al votante o simpatizante socialista, ni unos ni otros.
Si el día en que se configura el nuevo Gobierno del Partido Popular, unos elevan a las alturas un manifiesto, y al día siguiente los otros hacen una réplica en forma de artículo de prensa, que ningún insensato nos haga pensar que no hay confrontación dentro del partido.
Ojo, que nadie ha dicho que esa confrontación sea mala, pero que tampoco diga nadie que no la hay. "Porque no sería decoroso que quien estuvo allí de manera evidente, y cabe decir entusiasta, aspirase ahora a sugerir lo contrario". Si esto no es un recado en toda regla a los ex ministros Caamaño y Chacón, cierro este chiringuito ahora mismo.
Por lo tanto, que nadie quiera escapar de la sana y prudente confrontación. La cuestión es averiguar a dónde nos debe llevar ese encuentro de ideas socialistas que unos y otros promueven.
Sin duda, a lo que debe ir es a la correlación ideológica del PSOE. Un partido socialdemócrata, que fomenta la igualdad entre personas y con una clara corriente progresista. Defensorá de la recaudación impositiva de forma progresiva, y garante de una sanidad y educación pública, universal y de calidad.
Todo lo que no sea aspirar a esas premisas volverá a ser un nuevo descalabro del socialismo. La muerte anunciada del PSOE llegó el día en que su dogma tuvo que plegarse ante el pragmatismo de los mercados, la crisis económicas, y los intereses supraterritoriales. Pues bien, si no van a ser capaces de enderezar el rumbo, que lo digan. Pero que no jueguen con los planteamientos ideológicos de sus votantes y simpatizantes. Porque entonces deberán buscar cobijo en otro nido.
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