31 / dic / 2011 - Paula Lax.

Todo indica que el año se acaba. Anuncios de perfumes varios, calles con luces, cotillón en el súper… Sí, todo eso deben ser señales de que debemos decir adiós al 2011, un año que no sé si calificar como bueno o malo, o quizá estos sean adjetivos que se queden cortos… ¿Intenso? Seguro. ¿Distinto? Apostaría por ello. Hacer un resumen de este año se me antoja tan loco como apasionante. Ahí va el 2011 que he vivido.

Casi no nos habíamos tragado las uvas cuando Zine al-Abidine Ben Ali abandonaba Túnez debido a las protestas públicas dando fin a 23 años de gobierno. Ocurría el 14 de enero y así os lo contábamos en SHDC. Se iniciaba en este país lo que diversos medios decidieron llamar “la primavera árabe”. La historia, quizá, dé otro nombre, pero la revolución había comenzado.

Al día siguiente, el 15 de enero, la naturaleza nos recordaba su fiereza y azotaba a Brasil. Inundaciones y deslizamientos de tierra dejaban casi mil muertos en el Estado de Río de Janeiro. La tragedia fue considerada como el mayor desastre climatológico de la historia del país, superando los más de 400 fallecidos del temporal que azotó la ciudad de Caraguatatuba en 1967.

El 28 de enero, Egipto sacaba los tanques a la calle en contra de los manifestantes que protestaban contra el gobierno de Mubarak desde tres días antes. La revuelta duró 18 días. El 11 de febrero, el líder egipcio se vio obligado a dimitir y en abril se ordenaría su detención.

En febrero, algo después de que Mubarak renunciara, comenzaron otras protestas en el mundo árabe. Manifestantes pro-democracia en Bahrein, Libia y Yemen se enfrentan a una violenta represión con decenas de personas muertas y muchos heridos. Libia se convertiría en el caso más sangrante obligando a la ONU a intervenir. El 19 de marzo, Estados Unidos y Reino Unido lanzaron misiles Tomahawks sobre objetivos militares libios cerca de Trípoli. La situación se prolongaría hasta agosto, cuando el régimen de Gadafi se desmorona. El 20 de octubre, la CNT anuncia la muerte del ex líder libio y las imágenes de su salvaje asesinato darían la vuelta al mundo.

Entre tanto alboroto, casi pasa desapercibido para los medios el terremoto que sacudió la ciudad de Christchurch en Nueva Zelanda. Cerca de doscientas personas murieron el 22 de febrero de 2011 y los daños materiales fueron enormes.

El 11 de marzo, Japón se veía desbordaba por un terremoto de 9,0 seguido de un tsunami que acabaron con la vida de casi 10.000 personas. Además, muchas centrales nucleares se vieron afectadas, entre las que destaca la central de Fukushima donde se produjo una explosión debido al fallo en la refrigeración de uno de los reactores. Este accidente nuclear ha sido calificado como el más grave desde Chernobyl.

El 2 de mayo de 2011 será una fecha que pasará a la historia. Para algunos quizá esta fue una de las mejores noticias del año, a vista de cómo lo celebraron. El 2 de mayo de 2011 el presidente estadounidense Barack Obama anunciaba la muerte de Osama Bin Laden. El terrorista fue asesinado durante una misión secreta en Pakistán y sus restos fueron sepultados en el mar.


Quizá uno de los momentos más duros del año para muchos de nosotros llegó el 11 de mayo cuando Lorca se vio sacudida por un terremoto de 5,1 causando grandes daños materiales y la muerte de nueve personas. Tras el seísmo, el número de viviendas demolidas fue de 1.164, aunque solo un edificio se vino abajo aquel día en la Ciudad del Sol.

Y llegó el 15-M. Llevaba semanas recibiendo invitaciones a una manifestación el 15 de mayo. El lema, ‘Toma la calle’. Lo veía en todas partes, se acercaba y, de pronto, allí estaban, millones de personas en toda España gritaban al unísono, clamaban, y se indignaban. Tras la manifestación, de forma espontánea, en Madrid, la gente decidió acampar en Sol, siendo desalojados a la madrugada del día siguiente. Fue un detonante, #acampadasol creció enormemente y muchas ciudades españolas siguieron su ejemplo tomando distintas plazas. Había nacido un movimiento.

El 22 de mayo, sin que nos diera tiempo para recuperarnos de todo aquello, se nos echaron encima unas elecciones autonómicas y municipales. A pesar del Movimiento 15M, los comicios transcurrieron con total normalidad, la participación se mantuvo y el PP arrasó en casi todas las Comunidades Autónomas. En España, ya se olía el cambio de Gobierno.

Dos meses después, el 22 de julio, el mundo se enfrentaba a una nueva pesadilla. Los atentados de Noruega a manos de un solo hombre, Anders Behring Breivik, conmocionaron al mundo entero. Una explosión en el distrito gubernamental de Oslo y un tiroteo ocurrido dos horas después en el islote de Utøya bastaron para acabar con la vida de 77 personas en un país que nunca se había enfrentado a la violencia de esta forma.

Creo que el 11 de septiembre es una fecha que más de una generación considerará como la fecha que cambió el mundo. En 2011 se cumplían 10 años desde el atentado a las Torres Gemelas, y además, este año se conmemoraba sin Bin Laden acechando desde algún lugar del mundo. Una década desde el día que la historia dio un giro, una década de la era del terror… Sólo una década.

Sin embargo, no todo han sido malas noticias. El 21 de octubre, la banda terrorista ETA anunciaba el cese definitivo de la violencia después de 43 años de actividad. La noticia fue acogida de forma diversa, incredulidad, desconfianza, alegría… Los sentimientos de la mayoría fueron, y siguen siendo, contradictorios.

Un mes después, el 20 de noviembre, España se enfrentaba a unas nuevas Elecciones Generales, que habían sido adelantadas por el presidente Rodriguez Zapatero en julio. La mayoría popular fue abrumadora, el cambio de Gobierno que llevaba gestándose más de un año se hizo efectivo.

Los últimos meses hemos estado muy pendientes de lo que pasaba en nuestro país. ETA, Elecciones, la investigación de Urdangarin… Sin embargo, el 17 de diciembre, una vez más, tuvimos que mirar bien lejos. La muerte de Kim Jong-II nos obligaba a sacar la vista de nuestro país y recordar que la película no termina hasta que muere el malo.

No sé qué os ha parecido a vosotros y si encontraréis las palabras para definir un año como éste. Por mi parte, no creo que exista el adjetivo correcto para definir todas las veces que me he quedado con la boca abierta al abrir un medio online, al encender la televisión o escuchar un boletín informativo en la radio.

¡Feliz 2012 a todos!