29 de abril de 2011

Una de elecciones

José Ramón Martínez.

Queda menos de un mes para los comicios y por las calles no hay ambiente de elecciones. Entre procesiones, puentes, victorias coperas, fiestas y bailes, el personal se ha olvidado de que el 22 de mayo nos toca elegir las nuevas corporaciones municipales, diputaciones provinciales y muchas de las asambleas regionales. Y es que el no tener las calles, las carreteras, ni ningún elemento público inundado con los clásicos carteles la sensación electoral decae.

Aunque son inminentes, hacer predicciones sobre el resultado electoral resulta cuanto menos arriesgado, la campaña seguro que acrecentará en algunos casos y, mayoritariamente, reducirá las posiciones. Desde luego, la calamitosa gestión de la crisis por parte del Gobierno influirá mucho, será determinante. Pero no hay que olvidar el alcance de los comicios, si se ha hecho una carretera, si me han arreglado la calle o si hemos tenido unas obras interminables y perjudiciales en la esquina donde tenemos la panadería también tendrán mucho que decir.

Los sondeos pronostican una debacle socialista. Es necesario entenderlos como una tendencia y no como una certeza. Es imposible, repito, imposible que el PSOE pierda todas las regiones en juego. Los cuatro núcleos en los que se centrará la campaña nacional serán no perder los feudos autonómicos de Extremadura y Castilla-La Mancha -en favor de Cospedal- y, no menos importantes, las ciudades de Barcelona y Sevilla. Si sale derrotado en al menos dos, será un auténtico desastre. Si además de eso cae en Asturias, Aragón o pierde todas las capitales de provincia andaluzas, las cosas tendrían tintes dramáticos.

Si ciertamente lo que dicen las encuestas se produjese, la pérdida de todo poder socialista autonómico, se demostraría que el pueblo español ha retirado su confianza, de forma mayoritaria, al PSOE; el presidente del Gobierno debería disolver las Cortes y convocar una consulta electoral para otoño, pero en este país la costumbre es aferrarse al cargo.

Mi apuesta para el 22 de mayo es que Fernández Vara ganará en Extremadura y que Castilla-La Mancha seguirá siendo de Barreda, con más dudas en el segundo que en el primero. El poder socialista en las pequeñas poblaciones de las dos comunidades sigue siendo mayoritario y esos minúsculos municipios desequilibran la balanza, ya veremos. En Catalunya, el PSC desaparecerá del mapa, ojo con García Albiol en Badalona, y el cinturón rojo de Madrid será cada vez más minúsculo. Desde luego la victoria del PP será nítida, pero falta por ver la dimensión del triunfo, para saber si habrá o no partido en las generales. El cuarto domingo del quinto mes lo sabremos.

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