16 de enero de 2011
De Tucson a la Huerta: el camino de la violencia
Raúl Masa.
Ni Pedro Alberto Cruz es Gabrielle Giffords, ni Murcia el mítico estado de Arizona, pero lo que sucedió el pasado fin de semana en Tucson con su ya célebre tiroteo, y lo que ha pasado en Murcia, con la agresión que ha sufrido el consejero de Cultura de Murcia, tienen demasiadas cosas en común.
Crispación política, cuestionabilidad de la democracia, auge de los medios de comunicación con posicionamiento radical... y vuelta a empezar con la crispación por parte de los propios políticos.
Desde SHDC, y también en nombre propio, condenamos la brutal agresión.
No hay "peros", no hay ni una sola justificación, ni el menor de los argumentos posibles. No valen malas gestiones, ni críticas razonadas sobre la gestión del consejero en Murcia. Nada, absolutamente nada vale.
Libertad de expresión sí, al límite, aunque caigamos en la peligrosa zona de la falta de respeto, pero la violencia... NO. Durante los dos años que viví en Murcia, y concretamente en mi paso por la sección de cultura del diario La Verdad, puede presenciar de primera mano la gestión es este consejero. Reitero, puede ser acertada o no, te puede gustar o no, se puede achacar su vínculo familiar con el presidente de la Región de Murcia, también se puede estar en desacuerdo con las últimas actuaciones del Gobierno en cuanto al recorte salarial para los funcionarios... pero nunca se puede actuar en democracia con violencia. Si se hace así, entramos en el caos y la anarquía, y una situación como la actual no precisa de eso.
Pero tampoco se precisa de declaraciones como las realizadas por María Dolores de Cospedal, quien en su particular cruzada por hacerse notar, ha basado la agresión en que el PP murciano obtenga más votos que el PSOE y por eso se generen estas circunstancias. Es una barbaridad, porque primero da a entender que los agresores son afines a algún partido de la oposición, y porque no hace sino avivar una llama que debe ser calmada cuanto antes.
Tucson y Murcia, dos ciudades separadas por miles de kilómetros pero que escenifican a la perfección esa "lucha" que se está gestando entre la derecha y la izquierda. No voy a ser alarmista, pero lo malo de abirir bedas es que luego éstas son difíciles de cerrar.
Basta ya. Los políticos deben ser gestores, no animadores ni arengadores que movilicen masas para posicionarse así mismos en el poder.
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6 Response to "De Tucson a la Huerta: el camino de la violencia"
¡Muy bueno Raúl! Y por supuesto que suscribo todo lo que dices
Realmente bueno. Como comentaba en Facebook, el problema ahora es muy grande. Primero porque nadie se merece una agresión como esa, ni siquiera por haber hecho una mala gestión (de la que el culpable no sería sólo él); y segundo porque ahora todos los del PP tienen la misma cantinela en la cabeza: esto lo ha hecho un grupo de izquierda. Y puede que así sea, pero eso no desacredita las manifestaciones que han llevado a cabo distintos colectivos por sus derechos.
Estos actos siempre llevan consecuencias, aunque la única que espero escuchar en el telediario es que han detenido a esos tipos e irán a la cárcel.
¿Tucson y Murcia? Lo mismo que el atún y el cerdo...vamos nada de nada. No hagáis demagogia.
Los agresores debeb de pagar por su acto, me da igual de donde vengan y quienes sean...da igual.
Quién mezcla este acto deleznable con la política sólo quiere sacar réditos para otros asuntos.
La democracia en España corre peligro...por unos y por otros.
Tucson no es Murcia, pero la idea por la que surge... a mí me parece similar. Un estado de crispación máxima.
Precisamente los politicos son arengadores y animadores y muchas cosas mas antes que gestores, por que al fin y al cabo es lo que quiere la gente, que le vendan la moto, la política es propaganda pura y dura y por eso los publicistas, asesores de imagen... cada vez son mas asiduos en los equipos de las campañas electorales.
Lo que está claro es que es una pena(y una vergüenza) que se den este tipo de agresiones. La violencia debe ser repudiada, sí o sí, y desde cualquier posición.
Hoy día, en este país, y en cualquiera, supongo, todo el que se disponga a hablar de manifestaciones, huelgas y demás deberá estar también dispuesto a hablar de violencia, incivismo, altercados y demás vergüenzas. Es inevitable.¿Por qué? Porque es imposible evitar que los cuatro cafres(cada vez son más)ansiosos por hacer el animal y por desahogar su frustración(digo yo que será eso) no acudan al olor de la posibilidad de armar bronca bajo el disfraz de demanda pública y social. Estos energúmenos no solo perjudican a los del "bando contrario", sino a todos.
El problema es que es muy muy difícil controlar a los violentos,y eso sí que me asusta.
No discutiré sobre el papel de los políticos en este asunto, pues clama al cielo el que debe ser.
Respecto a Tucson y Murcia, coincido con el señor Masa en algo: una alta crispación es peligrosa, muy peligrosa, y suele acabar tal que así.
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