21 de septiembre de 2010

Benidorm y los indeseables

José Ramón Martínez.


Impotencia, desprecio, indignación y profunda preocupación. Eso es lo que uno siente cuando escucha que los pactos nacionales son papel mojado, que los mínimos principios éticos son vulnerados y que se premia a aquellos que violan de forma vil la voluntad popular de los ciudadanos, expresada en las urnas. La designación del alcalde tránsfuga Agustín Navarro como candidato socialista a la Alcaldía, por parte de la ejecutiva local del PSOE en Benidorm, es una de las páginas más indignas y sonrojantes de la política española.

No caben porqués ante lo injustificable. Agustín Navarro y los otros once concejales socialistas se apoyaron en un hombre del PP dios sabe por qué motivo, entre los que no estaba velar por el interés de los ciudadanos, y vulneraron una condición democrática básica, violar el resultado electoral. Lo peor es que aquella infame decisión fue respaldada tácitamente por la Ejecutiva Federal del partido. Agustín Navarro no es un independiente, fue candidato como militante y pidió la baja voluntaria para no ser expulsado ¿este es el precedente que quieren crear?

Esto es indecente y antidemocrático. Es una decisión torticera, embustera, falaz e indigna. Aquí hay dos organismos que tienen que mover ficha. Por un lado las Ejecutiva Nacional del PSPV-PSOE, que debe rechazar de plano esta candidatura, tiene la competencia y potestad para ello, con el apoyo de la Ejecutiva Provincial en Alicante. El secretario general del PSPV, Jorge Alarte, debe ahora, que puede, demostrar firmeza ante los tránsfugas. De lo contrario no tiene más opción que dimitir y retirar su candidatura en las primarias socialistas para designar el cartel electoral del PSPV. Y con él Elena Martín, Ana Barceló y Federico Buyolo. Sin más.

Más arriba está la Ejecutiva Federal, que no condenó a los tránsfugas y no condenará esta candidatura. Será irrisorio y bochornoso ver a Leire Pajín justificar un disparo a la yugular de nuestro sistema político. Uno similar a ver como Fabra, Ripoll, Camps, Cotino, Hernández Mateo o Ángel Luna se presentan a las elecciones de nuevo. La Comunidad Valenciana se está convirtiendo en la líder en España en destrucción de empleo, desgobierno y decisiones catastróficas. Y se está rodeando de políticos chorizos, corruptos y profundamente indeseables.

Es el momento de ir pensando en reformas drásticas. Una nueva ley electoral que imponga las listas abiertas y la representatividad del voto, inhabilitar a los tránsfugas y reducir las cuotas de poder artificiales. Y para eso es necesario un gran acuerdo político que nunca llegará.

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