José Ramón Martínez / Yecla.

El pasado mes de junio José Bañuls, concejal electo del PP en el Ayuntamiento de Benidorm, abandonó la Junta de Gobierno, el Grupo Municipal popular y el partido por diferencias de criterio con el Alcalde Pérez Fenoll. Sin embargo, no tuvo la gallardía y la honestidad suficiente para hacer lo propio con su acta de concejal. Su objetivo desde ese momento ha sido desestabilizar al Gobierno y tentar a los socialistas para derrocar a Pérez Fenoll.

Pero el mayor problema del asunto no es Bañuls, lo más hiriente de la cuestión es que en el grupo municipal socialista sobrevuela la opción de la moción de censura. Un hecho que se aleja de la ética política. En lugar de condenar y censurar con firmeza la actitud de Bañuls y exigirle que entregue su acta de concejal, pretenden servirse de él para alcanzar el poder.

Los ciudadanos de Benidorm decidieron que Pérez Fenoll y el PP debían gobernar sus destinos. Si los socialistas lo impiden traicionarían la voluntad popular y la legitimidad democrática. De facto se demostraría, una vez más, que el pacto antitransfuguismo no es más que papel mojado.

Pero si humillante es la posición de los socialistas de Benidorm, no menos esperpéntica es la postura de la Secretaria de Organización del PSOE, a la sazón hija de una de las ediles socialistas del consistorio. Leire Pajín ha desautorizado al Secretario General del PSPV-PSOE -que rechaza con firmeza y autoridad una posible moción de censura- y se muestra cómplice con la posible moción. Lo que demuestra que Pajín guarda mayor preocupación por la ambición política de su progenitora que por respetar y salvaguardar el resultado de las urnas.

En caso de producirse la moción de censura, Leire debería expulsar del partido a todos los concejales que respaldasen la propuesta, exigir la retirada de la misma y demandarles un diálogo responsable con Pérez Fenoll para ofrecer estabilidad al Gobierno y trabajar colectivamente por los problemas de los ciudadanos de la localidad.

Si la Secretaria de Organización no actúa ante una violación tan evidente de los principios democráticos, debe ser relevada de su cargo por José Blanco o Rodríguez Zapatero. Tras treinta años de democracia, los tránsfugas -una especie política a extinguir- siguen recibiendo el aliento de los partidos, que por intereses económicos o políticos turbios y despreciables acceden al poder de forma siempre fraudulenta. Hace unos años fue el infame Zaplana y hoy son los socialistas. Benidorm es el imperio del Sol y playa, parece también el oasis de los tránsfugas.