13 de diciembre de 2009

'The Sonics' en Madrid

Ana Andújar / Lorca.

La decandencia no es para el punk. La 'Sala Heineken' se llenó hasta la bandera el pasado viernes 11 en Madrid para ver a una de las banda míticas en el gran olimpo de la música garage, The Sonics. La emoción se palpaba en el ambiente por el encuentro con estos monstruos (o en los 12 euros por mini de cerveza, que también te provocaban tembleques) y por el miedo siempre presente a ver en concierto a grandes grupos que fueron institución en los 60' y que ahora reaparecen como abueletes rocanroleros no se sabe bien si por placer o porque la pensión no nos llega a todos. ¿Aguantaría la voz de Gerry Roslie el pasar de los años y los nietos? ¿Le daría un telele on stage a Larry Parypa, recién salido del Burger King? Una sala repleta de viejas glorias, algunos padres que ese día se echaron el poco pelo que les quedaba hacia el flequillo y muchos jovenzuelos que no habían nacido cuando la banda ya tomaba LSD por las orejas esperaban impacientes.

Y el resultado, unánime: espectacular. Casi hora y media de concierto sin paradas ni comentarios, como se hacen los conciertos en el punk. Y los abueletes salieron al escenario con una granada de mano: 'Have love, will travel', o la archiconocida 'Money' (that's what I want!) que casi no dio tiempo al respetable a atarse bien los botines para empezar a bailar; 'The Witch' (posteriormente versionada por los también inmensos “Wau y los Arrggss!!!”) o la cardíaca 'Boss Hoss'. Con una energía desbordante, Roslie lideró la voz (con alguna chuletilla de las lyrics, malpensamos,por el sospechoso biombo que se montó delante de la cara) y el órgano, con los incansables coros de Parypa, Rob Lind con un saxofón más bajo de lo normal pero igualmente brillante y un Bob Bennett que regaló baquetas por partida doble.

Fin de fiesta: dos bises, cerrando con las impresionantes 'Psycho Go-Go' o 'Strychnine', canto a un extraño polvo blanco que provoca alteraciones nerviosas entre otras lindezas, seguidas por un público que sabía, sobre todo, de sus grandes estribillos, coreados entre la asfixia de las primeras filas que se hundían en una marea de baile, saltos, empujones y locura garage de alaridos esfervescentes. Un espectáculo que no defraudó a los presentes, que pedían más y más hasta que el pipa, (¡también sexagenario!) tuvo que salir a disculparse por poner fin al concierto. Después de que no se confirmara su asistencia al Purple Weekend, y si esta es la última vez que vamos a ver a los Sonics en nuestro país, SHDC puede asegurar que queda un largo legado de vinilo que podremos disfrutar y que la banda de Roslie y los suyos han sabido interpretar y defender hasta el final. Baby, you're driven me crazy!

POSDATA: Para todos aquellos que no tengais ni idea de quien son 'The Sonics', primero, ¡preguntad a vuestros padres, pardiez! Esta gran banda fue pionera en su género, el garage-punk, junto a otros conjntos americanos como The Kingsmen, The Wailers o The Drastics. Su sonido es a veces elegante rock'n'roll de los 50 y sobre todo sucio, ruidoso y de acordes repetitivos basados en la guitarra, la gran presencia de la batería y unos buenos berridos salvajes amenizando letras de amor, drogas, dinero rápido, los psicópatas y el baile hasta el amanecer. Y segundo, rebuscad entre su música porque conocéis más canciones de esta banda de las que pensáis...


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