Javier Ruiz / Murcia.

54 agentes de seguridad privada se han embarcado rumbo a las Seychelles tras prepararse física y –sobre todo- mentalmente en la Base Naval de Cartagena antes de defender a los atuneros españoles de los piratas somalíes. Empezaron 71 pero no todos han logrado terminar.

Tienen poco más de 30 años, experiencia militar en zonas muy hostiles, formación marinera, preparación psicológica para situaciones limite y “una cabeza centrada y equilibrada”. Así son los 54 hombres, agentes de seguridad privada de una empresa española que han partido a proteger a los atuneros de los piratas.

Ya les han advertido que “es una zona de alto riesgo similar a Kosovo, Afganistán o Irak”. Les han dicho también que “los piratas somalíes son delincuentes que van muy armados” pero que “su objetivo es la disuasión, no matarles".

Según Vicente de la Cruz, presidente de la Asociación Española de Escoltas “la disuasión es un objetivo que se va a lograr porque ellos (los piratas) no son tontos y cuando vean un barco bien defendido se marcharán”.

Las empresas que tienen previsto trasladar a agentes de seguridad privada a los barcos españoles tiene anuncios en sus Webs como este: “Se buscan vigilantes de seguridad para la prestación de servicios de vigilancia y protección en Buques. Requisitos: habilitación de vigilante de seguridad, licencia de armas tipo C. Se valorará: formación en ambientes hostiles, formación marítima y experiencia Militar en zonas de conflicto.” Buscan agentes que protejan barcos en un ambiente, ahora mismo, muy hostil.

Tras leer mensajes como este, 70 agentes de seguridad privada que creen cumplir los requisitos y que han sido seleccionados para ser el primer contingente defensor de los atuneros, han participado en la base naval de Cartagena (Murcia) en ejercicios prácticos en barcos, en un curso de “técnicas avanzadas de protección” y en otro de “uso de armamento semipesado”.

Los elegidos son escoltas privados y muchos de ellos han trabajado como guardaespaldas de amenazados por el terrorismo en España.

Preparación física y mental

El entrenamiento para este tipo de trabajo es muy duro. Tras años de trabajo, muchos como escoltas de cargos electos amenazados, los agentes han pasado 24 horas al día, durante varias jornadas, preparándose en Cartagena. El entreno físico es fundamental pero la psicológica también. Según De la cruz, “se les somete a una presión muy alta para que en una situación real la tengan asumida”. Por ejemplo, para prepararles mentalmente “les enseñan a responder con calma y sin cometer errores a 180 pulsaciones por minuto tras haber subido 5 pisos por las escaleras”.

Armas

En los cursos, se les ha explicado que su labor es proteger y evitar secuestros como el del Alakrana. Desde el gobierno se les ha autorizado a llevar armas para repeler los ataques, y por ejemplo, en los últimos días se les ha entrenado para llevar fusiles de asalto HKG36.

El rango de armas que los agentes están autorizados a llevar es amplio: Por ejemplo se les habilita para usar “armas de fuego de calibre igual o superior a 12,7 milímetros, que utilicen munición con vaina de ranura en el culote y no de pestaña o reborde.” Según Vicente de la Cruz, “es una forma de equilibrar el armamento con los agresores”.

Cuando abrir fuego

El presidente de la Asociación de Escoltas dice que en los entrenamientos se especifica a los vigilantes de seguridad que tienen que seguir la llamada “proporcionalidad en el fuego”. Esto significa que harán "un uso limitado" de sus armas, y que “en legítima defensa tienen autorización para disparar”

En los cursos se deja claro a los agentes que el procedimiento es el siguiente: “avisar –vía radio o por señal acústica- y si no reaccionan ni desisten de su actitud habrá que hacer un fuego real con un tirador experto”. La experiencia nos dice que, tras los primeros disparos de disuasión, aquí se acaba todo, porque los piratas no quieren hundir el barco sino secuestrarlo.

Sueldo

Un escolta privado en este tipo de situaciones ha cobrado hasta ahora 5000 euros brutos al mes, aunque reclaman más. Los armadores ya están echando cuentas: según los expertos en seguridad, proteger un barco pesquero como los que habitualmente faenan en aguas del Océano Índico debería costar aproximadamente 72.000 euros al mes sin contar con gastos indirectos. Hacen falta seis agentes para proteger una embarcación de 40 metros y, según De la cruz, “tras un mes embarcados, los agentes necesitan una semana de descanso por lo que hay que contar también con los gastos de hoteles y alojamiento. O el avión de vuelta".