José Ramón Martínez / Yecla.

La pasada semana conocimos el acuerdo alcanzado entre el Gobierno de la Nación y el PP para normar a Alberto Oliart sucesor de Luís Fernández al frente de la CRTVE, tras la dimisión del periodista por sus discrepancias con el Gobierno a propósito de la aprobación de la nueva ley audiovisual que eliminaba la publicidad comercial en TVE.

Esta designación demuestra una vez más que no se busca unos medios públicos independientes. Más bien se buscan unos medios políticamente equidistantes, que no es lo mismo. Cierto es que Oliart tiene un perfil político de intelectual moderado y centrista, sin carnet de partido ni debilidades políticas confesables. Pero se trata de un político, y RTVE no es ni el Instituto de la Juventud, ni el Consejo Superior de Deportes, ni tampoco Instituto de Empleo.

RTVE es un medio de comunicación de alcance nacional e internacional, que necesita tener al frente a un periodista que garantice la independencia editorial y de más peso al interés informativo de los ciudadanos que al interés de los políticos. No parece, en ningún caso, sensato nombrar a alguien que, según admite, no sabe nada de televisión. Ni se puede designar a alguien que desconoce la transformación vertiginosa que están viviendo los medios.

Desde que RTVE está liderada por un periodista, el ente público ha pasado de ser un canal de pensionistas y liderar en otros muchos mercados, mejorando u oferta y estando a la vanguardia en nuevas tecnologías y en valor añadido para su audiencia. Ha pasado de ser un medio encorsetado, anticuado y depresivo a liderar con autoridad en audiencia y a ser percibido por su audiencia como un medio de comunicación moderno, joven y rentable.

Por ello, si las cosas han ido bien con una persona con perfil técnico, no sé por qué el Gobierno y la oposición vuelven a una figura política para la Presidencia de la corporación. Un magno error.