Hugo Mazón / Alicante.

Y cuando todos nos reíamos de esos extraños italianos por esa curiosa forma que tienen de entender la política, con una marioneta putera como presidente y una mafia de película moviendo sus hilos, aparece el “Gaso Gürtel” y tira hacia atrás todo nuestro ímpetu demócrata. Ya no somos un ejemplo de democracia, ahora en cambio tenemos algo más de 500 cargos públicos a la espera de juicio en los tribunales.

Errores de “Matrix” dirán algunos, corrupción intrínseca al sistema que una burbuja inmobiliaria dirigida por unos pueblerinos codiciosos ha creado, colocando la basura por encima de los principios diré yo.

El hecho de que en los últimos años las botellas de Moët & Chandon, las putas y la farlopa hayan corrido a diestro y siniestro por encima de los planes de impacto ambiental, las cédulas de habitabilidad y los informes de viabilidad nos hace preguntarnos ahora de quién ha sido la culpa.

Esta claro que todos tenemos algo que ver ya que todos hemos sacado algo de ese éxtasis constructor. Algunos sacaban dinero para pagar la casa que construían como destajistas en la costa, otros sacaban sobornos en especia o en dinero y otros sacaban lo suficiente como para pagar la casa de la costa, el traje del honorable representante público y el bocadillo de mortadela del obrero.

La mano invisible del mercado está maniatada, ya que si el Estado no debe intervenir en el mercado, el empresario tampoco debe traficar con influencias y sin embargo esta segunda premisa no se ha respetado en un país donde se ha vanagloriado el pase, el pelotazo y la especulación.

Nos reímos de los italianos mientras ellos pasan de las campañas promocionales del turismo. La costa española ya no es la Costa del Sol, ni la Costa Blanca ni la Dorada. La costa española ahora es la Costa Nostra, ya que las mafias campan a sus anchas a lo largo de un paisaje trasformado por una legión de imitadores de Jesús Gil, ese orangután falto de clase y cultura ha sido todo un referente en el imaginario colectivo del país. Marbella es ahora el referente, aunque seguramente necesitaríamos una legión de tonadilleras para que los juicios por corrupción le interesen a alguien.