Raúl Masa / Madrid

Que Alberto Contador es el mejor ciclista profesional del momento queda fuera de todo lugar.
Un Giro de Italia, una Vuelta a España, el campeonato de España contra-reloj, y sobre todo un Tour de Francia y otro que está al caer. Este palmares le coloca por si solo dentro de los grandes de este deporte, pero más allá de todo eso, lo que está caracterizando al ciclista madrileño es una ambición desmedida forjada en los altos hornos de la humildad.

En la edición de este Tour de Francia 2009 ya ha dado exhibiciones de todo tipo. Nos regaló un prólogo casi perfecto en Mónaco, hizo una demostración de fuerza en la escalada a Arcalís, logró de forma insultante la victoria en Verbier, y hoy por último, ha gando la contra-reloj larga del Tour imponiéndose a especialistas de la talla de Fabian Cancellara o Gustav Larsson.

Sin duda, la vuelta de honor en París parece que ya le pertenece.

Pero más haya de todo esto, lo que caracteriza al ciclista pinteño es su ambición. Tras cruzar la línea de meta, lo primero que ha manifestado es que estaba muy contento por ganar a Cancellara. No por ganar la etapa, ni por dejar casi sentenciado el TOUR, no, para él lo importante ha sido sacarse la espina de los Juegos Olímpicos y ganar a Fabian Cancellara, y es que para él fue muy duro quedarse fuera de las medallas en Pekín.

En otro deportista, esto se podría interpretar como un gesto revanchista, pero nada más lejos de la realidad, para Alberto Contador, lo que se desprende de estas palabras es que es un ganador nato y ambiciona todo. Sin duda un deportista que marcará un antes y un después en la historia, sobre todo por su carácter ambicioso y humilde.