25 de junio de 2009

Nos vamos de festivales

Ana Andújar / Lorca

En los próximos capítulos, hacemos la agenda de verano para que no os perdais ni un concierto bajo el sol: desde el pop de radiofórmula de los conciertos MTV (en Madrid con Kylie Minogue y en Cartagena con sorpresas) al electric machine del Monegros en Huesca o el Creamfields de Andalucía, pasando por lo más indie nacional (Sonorama de Burgos, Contempopránea de Extremadura) y el padre de todos ellos, el Festival Internacional de Benicássim, con una crónica especial día a día.


De momento, y para empezar a calentar los dancing shoes, nos quedamos con la crítica del Sónar 2009.

SÓNAR 2009

Los días 18, 19 y 20 de junio tuvo lugar en Barcelona el festival de electrónica y experimentación musical y artística más original del país: Sónar 2009. Por los escenarios situados en los rincones más vanguardistas de la capital (CCCB, MACBA, Fira Gran Vía 2) desfilaron un cartel con lo mejorcito de este año y nombres míticos del chundachunda indie.

Manteniéndose como uno de los festivales más estables del panorama nacional, el Sónar recibió a casi 75.000 personas, que olvidaron la crisis por un momento buscando el momentazo electro del verano. Rompió con un cartel principalmente femenino, con mayúsculas de grupos africanos y nuevos enlaces dignos de atención futura.

Empezando el festival con algo de sonido de Bristol, Jon Hopkins y Tim Exile rindieron al público con la propuesta más dubstep, y pudimos encontrar a Jeff Mills escondido tras el nombre de The Wizard, con el que se dió la libertad del yugo cool de colar un par de temazos noventeros bien horteras que el público acogió enloquecido. Por la tarde Luomo sorprendió en el escenario con Jake Shears, cantante de los Scissors Sisters, con una actuación mítica que, sin aspiraciones mayores, engachó a la audiencia y respondió agradecida a los espontáneos bailoteos del showman de los Scissors. Esperando a LaRoux y su inexplicable flequillo con vida propia, ofreció lo que prometía en un concierto correcto pero muy tempranero que quizá eliminó público. El plato fuerte de la noche se servía con nombre de Grace Jones. La diva del techno electrónico apareció porque le dió la gana 45 minutos tarde (lo que impidió a gran parte del público ver a Little Boots, otra nueva propuesta merecedora de una oportunidad) pero son muchos años colocándose esos estilismos imposibles a lo Gaultier y cantando a la vez: airosa sin problemas.

El sábado prometía con Animal Collective, que a pesar (o puede que a consecuencia de ello) uno de los mejores discos del 2009, no puedo expresarlo en el directo y aburrió al respetable. Pero si hay que destacar a un nombre, Fever Ray se llevó la palma por sumergir al público en un cuento de Tim Burton cantado por su hermana cadáver a base de seductores susurros y lúgubres atmósferas. Crystal Castles y Orbital fueron la nota de bajón del festival, que robaron tiempo a los presentes con el trabajo poco preparado.

El festival se cerraba el domingo con el espacio “Sónar Kids”, donde artistas y músicos intervinieron con una cocacola en la mano paliando la resaca sideral, pero deliciosa, que cubrió el cielo electrónico de Barcelona.

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