11 de abril de 2011
Tus riñones
Hugo Mazón.
Para ser marxista no hay carnet. No necesitas pasar un test ni una prueba de entrada y nadie será capaz de decirte que no eres marxista porque décadas de demagogia, falsos ídolos y corruptelas han dejado al marxismo a la altura del betún. Lo mismo pasa con el liberalismo. De tanto estirar su definición para garantizar su subsistencia ha llegado a un momento en el que el postmodernismo ha creado una definición propia del mismo. Definición que se ha ido premiando con premios nóveles a todos aquellos que decían lo que la banca necesitaba oír.
“El fin de las ideologías” promulgado por Daniel Bell hace cincuenta años no es nada comparado con la diatriba que tenemos a día de hoy. Si bien Zapatero proclama que lo socialista a día de hoy es donar treinta mil millones a los bancos para que estos no se hundan, la CAM solicita más de la mitad de lo que vale al papá estado para poder responder a unas demandas del propio gobierno, que quiere venderla tras aprovecharse de ella en inversiones garantizadas como “Terra Mítica”, “La Ciudad de la Luz”, etc. La ideología de hoy en definitiva es el todo vale.
Un hombre que hizo bandera con el renacimiento de los “neocon” como es Rodrigo Rato, renunció a la dirección del Fondo Monetario Internacional para regresar a España y tomar el mando de una nueva compañía llamada a acabar con el dominio estatal de las Cajas de Ahorro. Él, un político, es el elegido para guiar bajo una nueva luz el proyecto de privatización y mangoneo de los recursos estatales. Él, un economista, es el elegido para ocultar los desfases contables de las principales compañías de ahorros estatal, reconvertidas anteriormente en prestamistas y ahora en inmobiliarias.
La primera propuesta presentada por Bankia ha sido la de sacar a bolsa sólo una parte de sus activos, la parte buena, dejando la mala en un segundo plano. Quedará como un trauma en la retina de los hombres. Tal como decía Freud este fondo perverso (o banco malo) permanecerá en el subconsciente para condicionar al resto de la entidad. Pero da igual. A día de hoy lo que importa es la apariencia. De todos los psicópatas se dicen que aparentaban llevar una vida real después de que asesinaran a medio vecindario.
La intención de esta nueva entidad es captar capital internacional, por lo que si desde fuera lo ven bien bienvenido sea su dinero. Lo que no dicen es que la mitad del desfase contable de estas entidades llega directamente del capital que solicitaron en la época de bonanza económica para poder prestar a diestro y siniestro un dinero que no tenían y que ahora no pueden devolver.
Rodrigo Rato fue Ministro de Hacienda durante estos años en los que el balance contable de las entidades bancarias se desfasó a costa de hipotecar los riñones de los trabajadores por más de treinta años. Las ideologías le habrían señalado como culpable del desfase que nos condiciona a día de hoy. A él y a los cientos de directores territoriales, economistas y demás ejecutivos que no supieron parar a tiempo. Sin embargo no ha sido así. Han llamado al fontanero que provocó la avería para arreglarla y han puesto buena cara para que Europa no nos eche el puro.
Por si fuera poco han avalado con el dinero de los impuestos a las mismas entidades propietarias de tus riñones sin imponerle ninguna condición previa. De manera que España se está jugando su última carta con la reforma del sistema bancario y a la misma vez hace trampas a la vista de todos los jugadores de la mesa. Ya veremos cuánto dura el apaño en las tuberías, cuántos ases quedan en la manga y cuanto resistirán nuestros riñones entre hipotecas e impuestos. Eso sí, deberemos pagar por cuidarlos, porque con tanto dinero que se están llevando los bancos ya comienzan a oírse ecos de copago sanitario, como si hasta ahora la hubieran pagado otros.
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