3 de febrero de 2011

Lo peor del cine en 2010

José Hernández.

Resuelta ya la papeleta de recopilar las joyas de 2010, queda todavía una labor menos agradecida pero igualmente necesaria, no vaya a ser que la salida de estas películas en DVD os haga querer darles una oportunidad. Se trata, por supuesto, de los bodrios del año.

¿Qué puedo decir? Pese a que creo que el cine español se merece la misma oportunidad que cualquier otra cinematografía nacional, ya que tiene la misma cantidad de maravillas y basuras, lo cierto es que este año las tres peores películas que he tenido que sufrir han sido todas españolas.

La culpa es mía en las dos peores, porque por muy famosos que sean, ni Bigas Lunas ni Vicente Aranda han hecho una cinta decente en dos décadas. Como mínimo. Si es que alguna vez las han hecho. Y así, nos encontramos con esa abyección petarda absoluta, propia de una sobremesa tomatera de 'Telecinco', pero con menos clase, más pretensiones, más risas involuntarias y chirriar de dientes, y una Elsa Pataky mala a rabiar ('DiDi Hollywood'); y con un thriller erótico-político magistralmente inepto en todos los sentidos imaginables (Luna caliente). Y luego está la tercera en discordia, 'La herencia Valdemar', una película con mucho potencial, pero malgastado inútilmente en una historia sin fuste, aburrida y vacía, realizada de forma tediosa, que engorda hasta el nivel de largometraje lo que en cualquier filme normal habría sido un flashback de 30 segundos. Una tontería inexplicable.

El cine de gran presupuesto de Hollywood, con sus explosiones y fantasmadas, también nos dejó sus ‘perlas’. Como la estupidez supina y caótica de 'Prince of Persia', o la última mamarrachada sin sentido de M. Night Shyamalan (Airbender), o la nefasta y repetitiva resurrección de 'Pesadilla en Elm Street', o la tontería con ansias (fallidas) de ser molona de 'Los perdedores', o la mediocridad galopante de 'Jonah Hex', o la escasa emoción del rutinario remake de 'Furia de titanes'. También el cine con sello de autor ha tenido su dosis de chorradillas: la artificiosa 'Accidents Happen', la vacía 'La chica del tren', la folletinesca y enervante 'Cheri', la involuntariamente ridícula 'Amador', la desangelada e insulsa 'Crónica de un engaño', la difusa y torpe 'Stone' o las aburridas y desaprovechadas 'Retornos' y 'Agnosia'. Y mención aparte merece la ruidosa 'Balada triste de trompeta' de Álex de la Iglesia, tan contenta en regodearse en sus excesos que no se da cuenta de que cuantas más gilipolleces mete en pantalla, más débil e infantil es su mensaje sobre las dos Españas.

Y dejémoslo así, sin dedicarles líneas que no se merecen en este ya de por sí extenso artículo. Solo queda cruzar los dedos para que 2011, como buen año impar que es, nos traiga los verdaderos peliculones

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