1 de enero de 2011

Crítica: La noche del cazador

Rafael Bargiela.

Dos niños guardan secretamente el dinero del último atraco de su padre, condenado a muerte tras ser atrapado. Durante sus últimos días en la cárcel, comparte celda con el un extraño y siniestro predicador llamado Harry Powell, quién escucha en sueños la historia del dinero. Al salir de la cárcel, el predicador hará todo lo posible para que los niños le acaben diciendo donde se encuentra el dinero.

Hipnótica película, una historia intensa, que deslumbra con su gran manejo de la luz, y la tensión del relato. Deja para la posteridad escenas inolvidables tales como el paseo del predicador, cantando a caballo, mientras los niños se esconden en un granero; o los momentos en los que relata la historia entre sus dos manos: amor y odio.

Debemos destacar la descripción que se realiza de los ideales sociales de la época en la que se ambienta la película. La sumisión completa a Jesús por parte de la madre de los críos, el poder que el predicador ejerce sobre los ciudadanos, la manipulación a través de la tradición y la fe.

Pocas películas puedo recordar con un personaje tan carismático y a la vez tan aterrador con el interpretado por Robert Mitchum; una especie de loco agradable y simpático, grandísimo psicópata, que en este caso le gusta matar con la justificación de Jesús.

Única película de Charles Laughton, el director de una sola película. Para qué más...

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