4 de noviembre de 2010

Sam3, un artista en la calle

Ana Costa.

Sam3, el alter ego de Samuel Marín, empieza a ser conocido, junto con renombrados artistas urbanos como Blue, Ron English, Paul Insect, Faile y Bansky, como uno de los principales referentes del grafitti internacional.

Este caravaqueño de adopción e ilicitano de nacimiento tiene 28 años y se define como ilustrador y grafitero. Su estilo para muchos ya inconfundible, es de un gran impacto visual. Aunque la característica más notable de su obra es la enormidad en sus proporciones, hay otras peculiaridades que lo definen como la ausencia de color que permite que sus personajes parezcan sombras proyectadas sobre los muros.

El Festival de Arte 'Emergente Alter- Arte', organizado cada año por el Instituto de la Juventud de la Región de Murcia, inunda durante la última semana de septiembre las calles de la ciudad, pero algunas de sus obras persisten y pueden ser visitadas. Este es el caso de “Doce Sombras”, proyecto firmado por Sam3 en 2006 que consistía en “improvisar 12 siluetas a mano alzada con un sólo color de spray. Cada una representará un estereotipo diferente donde prevalecerá el carácter azaroso del proceso creativo con el lugar”.

El resultado todavía sorprende a los viandantes que deambulan por la ciudad: paredes, fachadas, medianeras y demás elementos urbanos llaman su atención sorprendiéndole o simplemente, haciéndole disfrutar de un nueva escena urbana creada. Son pequeñas dosis de reinterpretación de la ciudad combinadas con arte, ingenio y acompañadas en ocasiones de pequeños escritos. Un buen recurso para animar calles que necesitan un revulsivo.

Es el caso del popular barrio del Castillejo en Murcia convertido en uno de los mayores y mejores escaparates de la obra de este artista cuya firma se disputan los festivales e iniciativas más importantes de todo el mundo como el proyecto benéfico Santa´s Ghetto en el que Samuel Martín es el único español invitado y que reúne a un grupo de artistas internacionales que han cedido sus obras o han dejado su huella en los muros que rodean Belén (Jerusalen) como denuncia por el aislamiento que padece la Ciudad Santa.

Para mí la pintura murió hace unos cuantos años, la única manera de resucitarla es volver hacia la gente, no hacer que la gente tenga que buscarla en los cementerios de arte”- declaró recientemente Samuel Marín para el blog Schhh especializado en arte contemporáneo, donde también reconoce que pese a que le gusta trabajar en la calle porque recibe de inmediato la respuesta del público, profesionalmente se gana la vida vendiendo serigrafías y decorando locales públicos y donde cita a pensadores y artistas imprescindibles para entender su obra como Guy Debord, Piero Manzoni y Marcel Duchamp o el sociólogo Mc Luhan . “La calle me inspira, es lo que más ganas tengo de hacer. Me pongo a pintar un cuadro en blanco y a veces no sé qué hacer porque hay que reinventarlo todo, mientras que en la calle te encuentras conversaciones a medias. Llegas y añades cosas” añade con entusiasmo.

La voz anglosajona “street art “cobra cada vez más fuerza a través de las agencias de publicidad e instituciones culturales y sirve como etiqueta comercial para denominar todas las intervenciones gráficas que se encuentran por las calles. Pero lo cierto es que son muchas y variadas las calificaciones: “street art”, “post graffiti” (termino creado por la revista Tokion), “stencil graffiti”, “propaganda de guerrilla urbana”... En cambio el término “graffiti” hoy día se reserva para clasificar las pintadas con tradición neoyorkina de la décadas 70/80, y que consisten en nombres o pseudónimos escritos de las más variadas maneras como firmas o “tags” dentro del llamado “estilo salvaje”.

Durante los últimos años venimos asistiendo a la proliferación de un nuevo tipo de arte calificado como urbano y que los propios creadores prefieren llamar callejero casi como una auténtica declaración de principios. Un arte por y para la calle, espontáneo, natural y que no tiene ni debe pasar por filtros económicos o culturales.

Festivales como 'Manifesta8' o 'Alter-arte', alejados de circuitos comerciales son considerados por muchos una plataforma para artistas emergentes, aunque tampoco faltan voces críticas que señalan la ausencia de criterio para escoger a los participantes. En muchas ocasiones, sólo encontramos apariencia de subersión cuando en realidad estas obras están en gran parte subvencionadas desde el poder de turno, que sigue sin entender este arte, pero que se siente moderno amparándolo.

Lo cierto es que el arte contemporáneo está pasando por un momento complicado, incluso para los que les gusta se ha transformado en algo ininteligible. José Javier Esparza, periodista y ensayista, afirmaba con motivo de la publicación de su último libro Los 8 pecados capitales del arte contemporáneo que los artistas están “más pendientes de crear obras nuevas que buenas” y que en ocasiones “Hay una búsqueda obsesiva de la novedad como única finalidad de la obra”. A ello se añade la tendencia a crear obras efímeras y que supongan una ruptura con respecto a lo creado haciendo que el arte derive hacia la impostura.

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