6 de octubre de 2010

La corrupta normalidad murciana

Raúl Masa.

Para este texto tenía pensado un título alternativo: “Ah, Murcia, ya era hora”. Y es que cuando ayer, un martes cualquiera de octubre, me enteré de que la Guardia Civil estaba paseando por el Ayuntamiento murciano, y no precisamente en son de paz, lo primero que pensé fue precisamente eso: “claro, Murcia”.

Por suerte, no fui el único. De inmediato surqué los mares digitales y en todos los diarios había una máxima: “Murcia, ya le tocaba”. No sé por qué, pero en todos los lugares, tanto de la “derecha” mediática, como la “izquierda”, la noticia sorprendió relativamente poco. Ni que decir tiene a los paisanos murcianos, quienes desde primera hora en Twitter ya bramaban contra Valcarcel, Cámara y todo lo bramable.

Las primeras horas fueron un poco atrincheradas, como viene siendo costumbre en este tedioso país. Unos defendían que esos registros intentaban ocultar en buena medida la “derrota” en las primarias madrileñas de Zapatero, que por cierto, gracia me hace el asunto; y otros se afanaban en insultar y arremeter contra el PP y su manga ancha para la corrupción en el Levante.

La cuestión es que ante nosotros tenemos un caso más de corrupción, que evidentemente, no será el último. Pero llegados a este punto lo vemos con tal naturalidad que nos preocupa bastante más el caso de doping de Alberto Contador que la posibilidad de que un Consejero se haya llevado un par de millones ajenos. Total, si no los coge él, los va coger otro.

Y ese es el problema. Al margen de colores, siglas y demás, y es que la corrupción no entiende de partidos, y sino el tiempo lo terminará dejando todo claro, nos hemos acostumbrado a una natural corruptela que todo nos parece de lo más normal. Es más, estamos tan convencidos de que existe corrupción que ya ni nos preocupa.

Lo alarmante es que no parece tener fin. Ayer fue Murcia, mañana será Almería y pasado mañana Gerona. Como digo, ni siglas, ni colores, ni partidos. La política nacional está enferma, pero es que la política regional echa un tufo a podrido que no tiene salvación.

Motivos de que no tenga salvación hay muchos, pero el que más me preocupa es el de la inoperancia en las oposiciones. La clave es simple, para qué voy a acusar al de enfrente de corrupción si al año que viene soy yo el que puede tener la vara de mando y el que va a empezar a untar, para eso lo dejamos fluir y ya está. Total, unos millones de menos no los echará nadie en falta.

1 Response to "La corrupta normalidad murciana"

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Yayo Says....

¡Muy bueno Raúl! Totalmente de acuerdo... Y sí, yo también que ya era hora!

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