20 de septiembre de 2010
Crítica: I love you Philips Morris
Rafael Bargiela.
Steven Russell es un policía ejemplar, con mujer e hija. Tras un accidente de tráfico, se da cuenta de que vive reprimido, escondiendo entre otras cosas su verdadera condición sexual. Tras la revelación, comienza una vida nueva, llena de glamour, que le obliga a hacer grandes esfuerzos económicos. Para solventar dicha necesidad monetaria comienza una serie de rutinas fraudulentas que lo acaban llevando a la cárcel. Allí, un buen día conoce a Phillip Morris, y los dos se enamoran locamente. Entonces Steven pone en marcha sus artimañas para, primero estar junto a Phillip, y luego para conseguir salir los dos de la cárcel y vivir su vida soñada.
Jim Carrey siempre ha sido un "showman". Más que un actor, es ante todo un cómico, y muy a pesar de sus detractores, es un cómico estupendo. Su admirable capacidad de gesticulación le lleva a arrancar sonrisas hasta a la más lisa, opaca y blanca de las piedras. Puede que esta habilidad sea también su defecto, limitándolo a un determinado tipo de papeles, ya que sería difícil verlo interpretar un personaje excesivamente dramático, a pesar de haberse metido en las carnes de interpretaciones más serias con resultados aceptables. En esta ocasión representa una caricatura que parece imposible que no se le haya ocurrido antes: un desinhibido, orgulloso y exultantes homosexual; papel que le da rienda suelta para todo tipo de movimientos y gracias gesticulares, esta vez con justificación y sátira extras.
Para que esta película no resultara un manifiesto esperpéntico de la lujosa vida de los gays de alta sociedad, Carrey necesitaba un compañero que pusiera un toque de serenidad y dulcura a un personaje tan eléctrico como el de Steven Russell. No pudo ser mejor el resultado con Ewan McGregor. El talentoso actor hace una interpretación de vértigo, donde todo en él parece creíble y pausado, llegando a suavizar incluso el trabajo de Carrey. Desde los pequeños detalles gestuales, hasta la forma de correr, aparenta ser un homosexual, con el gusto y esquisited necesarios para que la película no sea una burla. De esta forma, los dos actores acaban siendo una memorable pareja de gays, entrañable y sincera, que simpatiza con el espectador.
Interpretaciones a parte, también hay que prestar atención a la historia en si. Pocas películas presentan una mezcla tan descarada de géneros. Se presenta como una comedia, que lo es, pero que esconde un complicado drama amoroso detrás. Por momentos se convierte en thriller carcelario, y por otros en una trama de ladrones. La historia va oscilando de un estilo a otro con bastante acierto, sin meter la pata en ninguno de ellos.
Al final nos queda una entretenida película, que hace reir, pero que no se limita a las típicas payasadas de cómico barato, sino que presenta un relato con gancho, bien contado y salpicado de sarcasmo. Puede ser posiblemente una de las comedias del año, aunque quizá pase desapercibida.
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2 Response to "Crítica: I love you Philips Morris"
A mí me dejó algo indiferente. Tiene cosas muy interesantes, pero varía tanto de tono que muchas veces no encuentra la forma adecuada de presentar la trama, y los momentos serios se vuelven ridículos o los cómicos están desganados.
Recomendable por los dos actores, sobre todo McGregor, pero muy irregular.
Parece que va a pasar desparecibida, sobre todo por la negativa de las grandes cadenas a exhibirla. Una sociedad pacata y reaccionaria como la norteamericana no está preparada ni para una comedia sobre el tema, si es muy abiertamente gay. Lástima!
Jorge Dávila
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