5 de julio de 2010

¿Qué me pasa Doctor?

Javier Ríos.

Esta crónica podría empezar de muchas maneras, alabando el juego del manacorí con titulares académicos como “Nadal intratable”,” Rafa suma y sigue”,o bien con otros más sensacionalistas y abiertos a interpretaciones del estilo “La hierba pertenece a Nadal”.

Pero pongámonos un momento en la piel del rival; un checo que siempre apuntó maneras de top ten y que parece haber oxigenado su atolondrado cerebro tras cambiar de entrenador. Lo imaginamos en su vestuario atándose las zapatillas y repitiendo mil veces la táctica a seguir: “hay que sacar bien, meter muchos primeros, golpear fuerte y mantenerlo alejado de la línea de fondo”…mientras al otro lado de la pared, un Nadal inmaculadamente blanco, como si fuera un odontólogo, prepara el material quirúrgico para una nueva extracción.

Saltó el checo a la cancha con los nervios de quién debuta en una final de Grand Slam y debió olvidarse en el hotel de la arrogancia con la que ganó a Federer y Djokovic, porque en lo que se detuvo a observar lo bonita que había quedado la pista central para la final ya le había caído el primer break; Nadal sacaba a pasear su derecha invertida mientras los golpes planos de Berdych apenas escocían al español. Resultado: en 37 minutos y sin anestesia vimos que la primera muela del checo escondía una caries tan rotunda como un 6-3.

Pudo cambiar el rumbo del partido el primer juego del segundo set, Rafa relajó demasiado los músculos y pareció atrancado regalando un par de pelotas cortas. Berdych aceptó la cortesía hasta ponerse con una bola de break que no supo resolver. Dos buenos servicios cortados dejaron al checo de nuevo a remolque.

La segunda manga transcurrió en un devenir un tanto insípido, cada uno manteniendo su servicio hasta llegar a los momentos decisivos, aquellos en los que hasta un niño sabe distinguir a un campeón de un aspirante. La tensión iba en aumento hasta que llegó la evidencia poniendo un 6-5 y 0-40 para Rafa. Punto y segundo set para el español. A estas alturas ya se sabía quién iba a ganar, sólo era cuestión de saber cuándo.

Daba la sensación de que el manacorí se había criado toda la vida arropado por la hierba de la campiña inglesa porque dominaba la situación con reveses cortados que obligaban a Berdych a trabajar los lumbares más de lo habitual.

Y sucedió lo inevitable, mientras Nadal ganaba puntos y la adoración del público, el checo hacía ya tiempo que no jugaba por ganar el partido y sólo se dedicaba a conseguir puntos sueltos. Aún así le sirvió para llegar igualados al final del set. Con 5 -4 en contra Berdych sintió que ya estaba bien de sufrir y regaló una bola de campeonato; Rafa, que es un tipo educado, la recibió con agrado y la envolvió con un passing sublime que supuso el punto y final.

Tras 1 hora y 37 minutos el Doctor Nadal había cerrado su consulta por hoy y volvía a mostrarnos su dentadura perfecta. Que pase el siguiente.

5 Response to "¿Qué me pasa Doctor?"

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dql Says....

Totalmente de acuerdo.
La sensación que todos teniamos era ¿cuanto falta para que le den la copa a Nadal?.
En estos casos se hecha de menos a Federer, por lo menos las tardes de los domingos eran mas entretenidas.

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Luiso Says....

Muy bien don Javier :-)

Tienes futuro como cronista de eventos deportivos jejeje... como escritor ya lo habías demostrado después de tu libro sobre Cieza :-D

Lo de Nadal es fiabilidad 99.9% (porque nadie es infalible). Tiene la cabeza mejor amueblada del mundo y conoce perfectamente sus puntos débiles y fuertes. Es el mejor ejemplo a seguir para conseguir cosas.

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GEIMU Says....

Me ha encantado la destreza de este tal..Rios. Yo de él empezaba YA a estudiar periodismo...Eso tb va por ti, Lobo.
Nadal...tú sigue con el tenis que se te da muy bien.

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Roseta Says....

Gracias por perder vuestro tiempo ..se nota que estáis muy aburridos jejeje

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