25 de julio de 2010

Crítica: ¿Qué fue de Baby Jane?

Rafael Bargiela / Madrid.

Blanche Hudson, una laureada actriz, ahora en silla de ruedas, vive en una gran casa bajo los cuidados de su hermana Jane, niña prodigio en su juventud y olvidada en los tiempos en los que triunfó su hermana. Rendida a la envidia y la nostalgia de los tiempos en lso que fué una estrella, Jane hará cada vez más imposible la vida a su hermana Blanche.

La envidia y los celos son seguramente los sentimientos más oscuros de los que el ser humano puede hacer alarde. Pequeñas dosis de estas sensaciones nos llegan a mover por vías que resultarían inexplicables en estado de normalidad. Si a ello se le une el tiempo, la mezcla acumulada durante largos años provoca que al llegar a la última fase de la vida uno se debata entre la locura, la demencia y el crimen; causando en los demás desesperación y angustia.

Bajo una espectacular interpretación, Bette Davis nos muestra la crueldad de una mujer comida por los celos hacia su hermana, con el único propósito de volver a ser una niña, aquella hermosa chiquilla que un día fue popular y famosa. Con una locura cada vez más grave y profunda a medida que avanzamos en la película, su actitud se va tornando psicótica y asi como su comportamiento se parece cada vez más al de un niño. Perdida a un rocanbolesco e improvisado plan de eliminación de su hermana y apoderamiento de sus propiedades, la señorita Jane Hudson acaba por darnos miedo y lástima a la vez.

A su vez Joan Crawford, es decir Blanche Hudson, tiene que combatir a dos enemigos: su hermana y la silla de ruedas. Frustrada por verse postergada a la inmovilidad en su silla, intenta no perder el buen talante y la humildad que la caracterizó siempre. Humillada constantemente por su hemana, poco a poco se va dando cuenta de que no solo la locura de su hermana es lo que va a tener que aguantar de ella. Cada vez más asustada y desesperada, la sensación de pavor se traslada completamente al espectador al ver el acorralamiento cada vez más inevitable.

Entre el drama y el thriller, supone un modelo a seguir en generaciones futuras de cine. De ritmo marcado y espeluznante tensión, uno siente la angustia de la pobre Blanche y su resignación al ver cada vez más cerca el fin a manos de su consanguínea y sus horripilantes muñecas. Una interesante y entretenida historia de competición familiar y lucha contra el olvido, con espléndidas interpretaciones y planos impactantes. ¿No les interesa una muñeca Baby Jane Hudson?

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