4 de julio de 2010

Crítica: La cruz de hierro

Rafael Bargiela / Madrid.

Durante la 'II Guerra Mundial', un escuadrón de soldados alemanes, liderados por el duro oficial Steiner, lucha por sobrevivir en el infierno del frente ruso.

Durante muchos años el cine bélico trató de describir de forma exahustiva las tragedias, las épicas batallas, los actos heróicos, el caos y la desgracia humana provocados por las guerras. La segunda guerra mundial, la primera, o la guerra de Vietnan, han sido algunos de los acontecimientos más retratados por el cine. Normandía, Stalingrado, la entrada en Berlín o Pearl Harbour fueron descritos con todo tipo de detalles, por diferentes perspectivas y estilos. Esto implica además un alto contenido de violencia e impacto psicológico.

Teniendo en cuenta esto, no es de extrañar que Peckinpah decidiera en su día adentrarse en tan mítico género. El gusto del director por la violencia alcanza en esta película un nuevo nivel, convirtiendose en una de sus películas más agresivas. Las balas, surgidas a velocidad vertiginosa en un número incontable, surcan el aire a camara lenta mientras la cámara se recrea con el vuelo de los cartuchos vacios y la expresión facial, entre satisfacción y sufrimiento, de los soldados. Puro tio Sam. Donde antes la violencia nacía como consecuencia de escenificar la guerra, ahora es la guerra una consecuencia de representar la violencia.

Pero no todo son tiros. La película nos regala uno de los guiones más elaborados de Peckinpah. Los personajes de nuestro escuadrón, lejos de ser los típicos nazis sin escrúpulos, seguros de sí mismos, hijos de Satán, pasan a ser meros soldados, gente que lucha por sobrevivir, sin valores a defender, que no creen en la guerra, pero que no saben hacer otra cosa más que luchar en ella. Una película de la alemania nazi, sin nazis. Semejante receta no podía hacer otra cosa que dejarnos una lista abundante de frases épicas y consejos de superviviencia ("la grasa corporal con la mugre te hace impermeable"). Antológico enfrentamiento final entre Coburn y Mason. Hasta la homosexualidad o el feminismo tienen importancia en esta película.

El cine bélico se creía muy duro, hasta que conoció a Sam Peckinpah.

1 Response to "Crítica: La cruz de hierro"

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Anónimo Says....

Gran crónica.
Siempre me ha encantado este tipo de películas, tras leerte haré por ver esta en cuanto pueda, que por cierto ni me sonaba.

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