Alejandro Vilas / Cádiz.

Pues eso, días como hoy son los que argumentan ese sentimiento. Hoy, mi tío, atlético de pura cepa, podrá explicarle a mi primo porque un día Melchor le trajo esa camiseta. Hoy sé que ellos son felices, hoy se han levantado con un nudo en el estómago deseando que llegue la tarde, la horas serán lentas, muy lentas, mejor, así el disfrute será más placentero.

A las 20:45 comenzará rodar el balón, con ese balón estallarán gargantas e ilusiones, ilusiones olvidadas desde aquel doblete, que murieron en Segunda, y que el sobrino de la Faraona se ha preocupado en devolver. En Europa no saben de los colchoneros desde el '62, hoy los conocerán, me muero por escuchar a esa hinchada en una final europea, pues nadie canta como el Calderón. Una hinchada única, que aprieta como ninguna, pues en sus rincones guarda la pasión de los argentinos, el sentimiento inglés y la alegría del español…

Hoy es un día grande para todos. El Atlético es así, es de los pocos grandes que a casi todos cae bien. Y es que ser atlético es ser especial, es aquel que un día insulta a sus jugadores y al día siguiente los anima sin parar, como la vida misma, que levante la mano el que nunca se ha peleado con su hermano y al día siguiente lo quería poner en un altar. Así son ellos, son de una pasta diferente, han vivido muchísimo tiempo a la sombra del equipo de la Castellana, pero eso no les importa, ser del Atlético es mucho más. El Atlético es ese equipo capaz de ganarle al mejor Barcelona de la historia y perder en casa contra el Xerez, es ese equipo capaz de ganar un doblete y a los dos años descender, hay ese doblete, creo que desde el día que Kiko bajo el balón del cielo contra el Albacete, todos nos hicimos un poco de Atléti…

Como ya cantan en Hamburgo, "España entera se siente colchonera". Es más, no me cabe duda de que hasta el enemigo más grande que el Atlético haya tenido jamás, deseará que esa Copa al final de esta tarde… vaya camino del Manzanares.