8 de febrero de 2010

Crítica: Nine

José Hernández / Murcia.

Valga empezar esta crítica señalando que adoro los musicales. Sin embargo, esta última aportación al género sólo se puede calificar de mediocre.
Rob Marshall ha conseguido algo casi imposible: que una película que toca infinidad de temas (el sexo, el amor, la creatividad, el cine como expresión de lo humano, la religión…) no vaya absolutamente de NADA.

Quizá el rodaje de '
Nine' haya sido muy parecido al de la historia que cuenta, con un director que no tiene la menor idea de cómo hacer su siguiente película. Quizá todo el contenido interesante se haya ido perdiendo a lo largo de sus múltiples adaptaciones (de Fellini '8 y ½' a Broadway, y de ahí de nuevo al cine). El caso es que Marshall no ha sido capaz de construir un arco argumental sólido, ni de centrar su atención en los aspectos más importantes para la historia. En lugar de eso se ha volcado en lo más vistoso y prescindible, y ha dejado las decisiones cinematográficas para la sala de montaje. Sin embargo, su uso excesivo y artificioso de la tijera no es capaz de encauzar el relato ni de aligerar el ritmo, y el film deviene en una intrascendente sucesión de pegados postizos en busca de significado. Peor aún, Marshall evidencia sus limitados recursos narrativos copiando de forma incoherente e indiscriminada varias escenas de 'Chicago'.

Pero la culpa no es solo de sus cuestionables decisiones escénicas. El guión salta de tema en tema de puntillas sin sacar nada en claro, sin diálogos que profundicen en lo que se quiere contar, y con la sensación de que todo es un relleno apresurado para encadenar la mayor cantidad de números musicales posibles. Tampoco los personajes aportan gran cosa. Por ejemplo, el protagonista (un
Daniel Day-Lewis que no sabe qué hacer con el papel) debería ser un tipo complejo y lleno de matices, pero se convierte en un mero vehículo para enlazar escenas sin que la película se interese por sus aristas. El resultado: una cinta vacía, hueca, emocionalmente inerte.

Los apartados técnicos, eso sí, están cuidados al máximo para epatar al espectador. Pero tampoco están exentos de críticas. En concreto, la partitura musical no es nada del otro mundo, con sólo un par de canciones destacables (‘
Be Italian’, ‘My Husband Makes Movies’) y alguna auténticamente abominable (‘Cinema Italiano’). Y la fotografía, con todos sus vistosos juegos de luces, colores y sombras, adolece de una pasmosa falta de cuidado en el encuadre. Por algún motivo ignoto, Dion Beebe sitúa la cámara casi siempre al nivel del ombligo, lo que provoca que se metan constantemente por en medio las cabezas y cuerpos de los extras. Y su abuso del primer plano convierte los números musicales en un turbio maremágnum de brazos, piernas y torsos.

Las que se salvan del descalabro son las actrices. Destacan, pese a ser sólo cameos extensos, una
Fergie que borda su canción y una Nicole Kidman que le da alma a un personaje en el que no pega ni con cola (¿voluptuosa actriz italiana?). Penélope Cruz tiene más con que trabajar y cumple con creces, con un número musical que es pura dinamita. Y Judi Dench hace el mismo papel de siempre con su competencia habitual.

Pero la verdadera tabla de salvación de la película es
Marion Cotillard. Su actuación musical supera con creces la de sus compañeras, y cuando no está cantando compone el personaje más complejo, profundo, emotivo, interesante y vivo de toda la cinta. Si el resto de actores hubiesen logrado el nivel superlativo que alcanza la francesa, la película tendría cierto nivel de calidad, y sería una muestra de cómo un reparto inspirado puede sacar petróleo hasta de un guión seco y una dirección frígida. Lástima que se queden en un notable bajo, y no consigan rescatar el film de la mediocridad supina.

2 Response to "Crítica: Nine"

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Anita Says....

Me encanta que nos hayas salido fan de musicales. Ya me contaras q opinas de ROcky Horror Picture Show...

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x9nium Says....

Totalmente de acuerdo una vez más. Lo único que se salva de la peli son las interpretaciones femeninas. Eso si, tiene el dudoso honor de ser el musical más aburrido que he visto en mi vida...

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