Celia Gilpérez / Madrid.

La pasada semana se celebraban en el Caixa Fórum de Madrid los Premios Unicef España 2009. Unos galardones que premian a aquellas personas o entidades que guardan relación con proyectos humanitarios por cualquier causa. En los medios lo más llamativo de la gala fue la entrega de una de las condecoraciones a RTVE y de otra de ellas al futbolista Frederic Kanouté por poner en marcha una ‘Ciudad de los niños’ en su país natal, Mali. Repito, es maliense.

Hasta aquí todo bien, pero hubo dos anécdotas en el acto que no han salido a la luz. La Presidenta de Honor del acto era la Infanta Margarita de Borbón, definida por la presidenta de la organización, como una gran aficionada al fútbol y que preguntó a Kanouté si jugaba en la selección española, debió confundirlo con Marcos Senna porque no hay otra explicación. Raudo estuvo su marido Carlos Zurita que apuntó que el delantero jugaba en el Sevilla, a lo que Margarita apostilló: “Yo mejor no digo nada que mi madre era del Betis”. Así de natural, salió del paso.

Un hecho sin importancia comparado con el segundo imprevisto de la noche, en plena entrega de los galardones un grupo de manifestantes se posicionó en el escenario al grito de “hambre, hambre” imitando la postura de un primate y devorando billetes de papel. Una reivindicación que empañó el acto, aunque a doña Margarita la sentaron peor las preguntas por el divorcio de su sobrina, la Infanta Elena.

Al parecer, el divorcio es inmediato y posiblemente ella pueda solicitar la nulidad al Tribunal de Rota. Un trámite que tardaría años, puesto que la Iglesia es contraria a dar este tipo de permisos a personajes de tal relevancia y encima pertenecientes a casas reales católicas, por miedo a que puedan influir de manera devastadora en la sociedad. Pero, todo podría agilizarse, en caso de que, según apunta Jaime Peñafiel, doña Elena alegue “incapacidad para asumir las obligaciones esenciales del matrimonio” ante Jaime de Marichalar. Pretexto que ya presentó en su día Carolina de Mónaco tras su divorcio de Philippe Junot, y por el cual tardó 12 años conseguir la nulidad. Aunque, aducir “incapacidad” a una persona con la que has compartido media vida es un poco duro, ¿no?

Un apunte, si alguna vez me nombran Presidenta de Honor de algo, aunque sea de la asociación de mi pueblo, me informaré de quienes son los invitados y por qué se los premia. Lo juro.