Alejandro Vilas / San Fernando.

Dicen algunos que éste que les escribe es un golfo juerguista, vago como el que más y un amante empedernido del cachondeo. Ahora mismo no lo voy a desmentir, quizá lo sea o quizá no, pero según los cánones que rigen los tópicos de nuestro país, aquellos que piensan eso sobre mi persona están en lo cierto.

Y es que nuestros tópicos típicos son, de alguna forma, la carta de presentación que todos poseemos para conocer a los vecinos de las distintas comunidades autónomas.

Quién no ha conocido a un catalán y ha pensado aquello de, “buff, vaya... parece que esta ronda la voy a tener que pagar yo...”, o quién no ha escuchado eso de que los vascos son brutos o exagerados. De los gallegos se dice que siempre dudan entre las rubias (no voy a entrar en su fama de tontas) o morenas, vamos que se asegura que son indecisos por naturaleza, y como no, todo el que conoce a un madrileño se asombra de la prepotencia o chulería de éste.

Sí, me falta un tópico, el que me define, no hay andaluz que se libre de la fama de fiestero y sobre todo, de vago. Esa fama duele, duele no por mí, sino por los míos y por mis antepasados, duele porque encima de todo lo que han tenido que luchar para sacarnos adelante, tienen que cargar con que muchos les tilden de vagos. Qué a los andaluces nos gusta la fiesta es cierto, pero como a toda España, ni más ni menos, nuestro país es el de los días rojos en el calendario. Por lo que no voy a pasar es por la fama de vago, o acaso son vagos los soldados de Infantería de Marina de San Fernando (Cádiz) que luchan por la reconstrucción de Bosnia, o qué me dicen de aquellos inmigrantes andaluces que con su trabajo pusieron su grano de arena para levantar una región como Cataluña. También serán gandules los que se levantan a las 6:00 de la mañana para ir a trabajar a la campiña jerezana, o aquellos barcos pesqueros que se lanzan a la mar para recoger la caballa.

¿Nadie se acuerda ya de esos autobuses que salieron de Andalucía rumbo a Galicia cuando la catástrofe del Prestige?, por no profundizar en la colonia de 2.000 gaditanos instalada en Castellón... ¿vagos?, vago es aquel que rechaza múltiples alternativas de trabajo, en Andalucía esas alternativas no existen, pero a las pocas que hay, nosotros nos agarramos.

En fin, los tópicos injustos o no, son sólo eso, tópicos. Ni todos los madrileños son chulos ni todos los catalanes agarrados, ¿o de verdad piensan que a todos los españoles nos gusta los toro y el flamenco? A mí el flamenco sí, y de los toros lo único que me encanta, me enciende y me apasiona, son los andares de la “parienta” de Finito de Córdoba.