26 de septiembre de 2009

Entrevista: Bernardo de Miguel

Raúl Masa / Madrid.

"Veo a la UE desorientada y sin un proyecto claro de futuro"

Con un pertinente hilo de actualidad, hoy traemos en nuestro apartado de entrevistas a Bernardo de Miguel. Corresponsal en Burselas del diario económico Cinco Días, Bernardo ha estado en diversos continentes siempre al pie de la noticia. La última entrada en su Blog, al respecto de las elecciones alemanas, nos lleva a pensar de la importancia de todo lo que sucede en Europa.
El nacimiento físico del euro, la ampliación de la UE hacia el Este, el descarrilamiento de la Constitución europea, Bernardo de Miguel lleva contándonos lo que sucede en Europa casi 10 años.

Un corresponsal, ¿nace o se hace?
Supongo que “se hace”, como cualquier otra especialidad en periodismo, siempre que se den unos ingredientes previos. En el caso del corresponsal probablemente resulta casi imprescindible la facilidad para adaptarse a nuevos países y la capacidad de tomar decisiones por cuenta propia cuando no hay tiempo de consultar con la redacción.

Después varios países, ¿puede ser Bruselas la última parada?
No lo sé, pero espero que no. Todavía hay muchas zonas del mundo que me atraen y en casi cualquier sitio hay una historia que merece ser contada.

¿Cómo es la vida del corresponsal cuando no hay actualidad inmediata?
En el caso de Bruselas esa circunstancia se da pocas veces, porque no es una corresponsalía al uso, centrada en grandes historias, sino muy pegada a la llamada (y aburrida) agenda comunitaria. Es raro el día en que no hay varias convocatorias de interés, aunque luego no todas den para una crónica. En otras plazas, el corresponsal debe buscarse más la vida y encontrar historias, personajes o ángulos de una noticia local que resulten atractivos para el público de su país de origen.

En su blog se menciona que ha cubierto más de 30 cumbres europeas, ¿qué aliciente ve en cada una?
A algunas es muy difícil encontrarle el aliciente, aunque siempre puede saltar la liebre, sobre todo, cuando hay personajes tan mediáticos como Sarkozy, Berlusconi o los hermanos Kaczynski. Siempre son más fáciles de contar cuando hay drama y se puede identificar a países o primeros ministros enfrentados entre sí, con un desenlace feliz o un estrepitoso fracaso como guinda. Otra posibilidad atractiva, aunque mucho menos frecuente, es cuando parte del protagonismo recae en España, bien porque reivindique algo o porque bloque un acuerdo.

Casi siempre son los mismos acuerdos y previsibles negociaciones, ¿tiene la UE margen para la sorpresa?
Bastante poco, porque la UE es un club basado en la diplomacia no en la política, cuyo objetivo es el consenso y por conseguirlo muchas veces sacrifica la ambición y el riesgo. Probablemente, es inevitable cuando se juntan 27 países tan diferentes, pero para los medios de comunicación resulta de una previsibilidad letal. De todos modos, el “drama” comunitario a veces sí conecta con el espectador, aunque no en todos los países al mismo tiempo ni por los mismos motivos. La frustrada tramitación de la directiva sobre la jornada semanal de 65 horas provocó una virulenta reacción en España mientras que en otras partes de la UE pasó desapercibida. Los especialistas de la UE en comunicación llevan años buscando desesperadamente una “narración” europea que enganche al público, pero todavía no lo han conseguido.

¿Se está notando la crisis económica a la hora de realizar la información sobre la UE?
Inevitablemente. Desde hace dos años y, en particular, desde que la UE se contagíó tras la caída de Lehman Brothers, no escribimos de otra cosa. Ha sido un período apasionante desde el punto de vista periodístico aunque, como me decía un día un eurodiputado francés, “a lo mejor no os resulta tan atractivo [a los periodistas] cuando perdáis el trabajo”.

¿Cómo ve la cercana presidencia española de la UE?
Veo cierto retraso en la preparación, porque faltan poco más de tres meses y apenas se conocen las prioridades más generales como innovación o igualdad. Bélgica, que recogerá el testigo de España en julio de 2010, ya ha organizado algún acto y ha presentado a su portavoz. España, de todos modos, tiene buena reputación como “presidencia” después de las tres anteriores. En esta ocasión, la asume en un momento muy crítico desde el punto de vista económico, por la profunda crisis y el imparable aumento del paro, y muy delicado en el ámbito institucional, porque le tocará estrenar el Tratado de Lisboa o gestionar su descarrilamiento si Irlanda lo rechaza de nuevo en el referéndum del 2 de octubre.

Y en general, ¿ve por buen camino la marcha de la UE?
La veo desorientada y sin un proyecto claro de futuro. La UE nació para poner fin a las guerras “civiles” en Europa que periódicamente enfrentaban a Francia y Alemania. Pero ese objetivo de paz, muy loable, ya no conecta con las nuevas generaciones, que se sienten europeos de forma natural y que reclaman soluciones prácticas y concretas. ¿Por qué no se puede pagar todavía con una tarjeta de débito de un banco español en una autopista francesa o en una gasolinera belga? ¿Qué legislación se aplica cuando se separa una pareja de dos nacionalidades distintas con hijos nacidos en un tercer país? ¿Por qué las becas Erasmus no dan ni para pagar el alquiler de un piso compartido? Europa tarda demasiado en resolver esos problemas.

Por otra parte, creo que el efecto uniformador de la globalización está llevando a muchas personas a buscar sus raíces culturales o identitarias, y en es proceso observan con desconfianza una estructura supranacional como la Unión Europea, donde no está claro el proceso de control democrático de las instituciones.

¿Es apocalíptico respecto a la prensa escrita?
Tengo la impresión de que nunca se ha escrito ni se ha leído tanto como desde que existe Internet. La Red permite consultar varios medios de forma rápida y barata. Por primera vez desde que estoy fuera de España, puedo leer cada mañana, esté donde esté, desde los periódicos nacionales hasta los locales, pasando por los deportivos y los económicos. Se ha multiplicado además el número de medios alternativos, minoritarios, selectivos, exclusivos, especializados…

La demanda y la oferta de información es mayor que nunca, así que sólo puede ser optimista. Otra cosa distinta es el futuro del “papel”, pero ese material sólo es un soporte de la prensa escrita. Hasta hace poco, el único posible. Desde hace casi dos décadas contamos, por suerte, con un soporte digital, mucho más ágil para buscar información, para clasificarla, para compartirla...

1 Response to "Entrevista: Bernardo de Miguel"

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Anónimo Says....

Muy buenas reflexiones sobre Europa.
También muy acertado lo dicho en la última pregunta con respecto al papel de la comunicación escrita.

El papel: "material sólo es un soporte de la prensa escrita". Muy buena definición.

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