10 de agosto de 2009
Sindicatos al poder
SHDC.
Los sindicatos de trabajadores tuvieron su principal auge cuando el hombre empezó a necesitar una herramienta de protesta contra el poder de los empresarios o patrones. Esto era en el s.XIX, en los albores de las grandes revoluciones industriales. Años más tarde, durante todo el s.XX también ha sido necesaria la figura de los sindicatos como agentes sociales que salvaguarden los derechos de los trabajadores. Pero durante la pasada centuria, y sobre todo a finales de la misma, los sindicatos perdieron un poco de poder, debido entre otras cosas al auge laboral y una bonanza económica en la que, hasta peones de obra podían disponer de un Mercedes.
Aunque todo eso acabó. Situando el “Km.0″ de esta crisis económica en la quiebra de Lehman Brothers, pese a que ya antes había síntomas claros, lo que ha ocurrido desde entonces ha desembocado en un nuevo auge de los sindicatos como agentes sociales de vital importancia en la sociedad. Con más de tres millones y medio de parados, y con el sempiterno temor de una reforma laboral que favorezca el despido, los sindicatos han vuelto a alzar la voz para protestar.
Reforma laboral
La crisis, que lo mismo golpea al obrero que al empresario, necesita de medidas urgentes. El Gobierno hace ya unos meses dispuso un plan estratégico para intentar sacar a España de la espiral destructora de empleo en la que está sumergida. El Plan-E ha conseguido aliviar en cierto modo la dramática situación con respecto al paro. De todas maneras la eficiencia del Plan-E debe dar su verdadera talla de septiembre en adelante.
Ante tal situación, todos los que participan como agentes del contexto socioeconómico del país ven que hay que hacer una reforma laboral, pero ¿en qué aspecto?, ¿sobre qué marco debe desarrollarse esa reforma?
Los empresarios, astutos como siempre lo han sido, ven en una facilidad para el despido un arma también valiosa para las futuras contrataciones. Por su parte, los sindicatos no quieren oír hablar de facilidades en el despido y ven más coherente modificar los tipos de contratos. En toda esta situación y como mediador se encuentra el Gobierno, a quien unos ven de forma muy clara del lado de los sindicatos.
Diálogo social
Para que todo se desarrolle en un contexto propio y se llegue a una resolución positiva hay que tomar las bases para llevar a cabo el llamado ‘diálogo social’. Pero esto no va ser fácil: la noticia se conocía hace unas semanas, el ‘diálogo social’ se rompía. No se sabe muy bien por qué, pero la cuestión es que todo se vuelve a parar. Unos acusan a otros, y los otros a los demás, pero la cuestión es que realmente no tiene razón ninguna parte.
Las bases del llamado ‘diálogo social’ se centran en una independencia de las partes, cosa ésta que se ha puesto en duda. Lo malo es que todos se acusan a todos, por lo que no se sabe quién puede tener razón. Otra cuestión de las que tipifica la OIT (Organización Internacional del Trabajo) es la voluntad de compromiso firme, y llegados a este punto, es cuando hay que tener claro si es cierto que la CEOE mantiene su palabra sobre no abaratar los despidos.
Por último, hay una disposición de las que precisa la OIT, y que parece que alguno no tiene claro, es que el Gobierno sí puede intervenir en ese ‘diálogo social’, es decir, no tiene porque ser un agente pasivo. Ante tal situación, lo que tenemos en el horizonte es el umbral de los 4 millones de parados que de solo mirarlo da escalofríos.
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