17 de agosto de 2009
Del carbón al vidrio
Alejando Vilas / San Fernando.
El domingo Cádiz amaneció perezosa, despeinada y con resaca. Y es que el pasado sábado en la playa de la Tacita, uno de los arenales más bellos de Europa, se congregaron unas 75.000 personas dejando con ello 65 toneladas de residuos. 65 toneladas para recapacitar sobre la decadencia de un evento que con el paso de los años ha pasado de ser una barbacoa familiar a un botellón universal que amanece transformado en un vertedero.
Tradicionalmente los sábados de verano en los que se disputaba la final del Trofeo Carranza, muchas familias gaditanas bajaban a la playa con sus barbacoas, sus kilos de carne y demás enseres, como sillas o mesas para pasar una noche entrañable. Hoy todo ha cambiado, las familias por chavales, la carne por el ron ,y como enseres ya no llevan ni sillas, con una toalla y una sombrilla nos vale, todo para pasar una noche... ¿entrañable?
El encanto del Carranza ya hace años que se perdió, ya que ha pasado de ser un sábado especial del verano para convertirse en un sábado más, pues es un simple botellón pero con la diferencia de que esta vez te dejan hacerlo en la arena, un botellón contaminado de gente y de residuos, realmente un gran desastre ecológico para nuestras costas. Todos debemos de mirarnos y reconocer tanto mal que le hemos hecho a esta tradición, todos menos ella, claro está, ella no tiene culpa, ella es la principal voz de la ciudad, pero ella no, ella siempre mira para otro lado. Ella se llama Doña Teófila Martínez, alcaldesa de Cádiz, ella misma hace cinco años hacía un llamamiento al Mundo para que en la playa de Cádiz se congregaran el mayor número de personas para batir un absurdo record Guiness de la barbacoa más multitudinaria. Aquel año lo consiguió, en la playa se dieron cita cerca de 250.000 personas, y a su vez 140 toneladas de residuos, otro record Guiness… Ese año se alcanzó el climax de las barbacoas.
Tras el 2005 la señora alcaldesa, lejos de reconocer su error de invitar a medio Universo a las barbacoas, no ha hecho más que poner restricciones. Tras muchos años vendiendo que las barbacoas de Cádiz debían de ser una fiesta referente de la ciudad, ahora poco a poco pretende acabar con ella. De las primeras restricciones fue la llevada a cabo en el 2007 poniendo el día de la Final del Trofeo un jueves, reduciéndose así la asistencia masiva de gente. La última medida ha sido la tomada este año, dejando sólo 1,7 km de playa disponible de los 15 km con los que cuenta la ciudad. El colmo de la “rubia de bote” ha sido criticar a RENFE por aumentar los servicios de trenes para esa noche, pues según ella eso facilitaría la llegada de personas a Cádiz, a lo que ahora, curiosamente, ella considera un gran problema. Como he dicho antes todos tenemos que mirarnos el ombligo, los jóvenes por contaminar y convertir la barbacoa en un botellón, y ella, a mi juicio, por fomentar ese botellón, esa contaminación y por no reconocer que todo se les ha ido de las manos.
1 Response to "Del carbón al vidrio"
La verdad es que las cosas de los políticos son así. Cuando hoy digo Diego, mañana vuelvo a decir Diego pero con otro tono, porque si me interesa decir Diego, coño, que yo soy quien mando y digo Diego; está claro.
Sobre los residuos... la fiesta... y la pérdida de tradición... esto es Cádiz, aquí hay que venir a mamar.
Pero sí, una lástima que la tradición se vuelva en costumbre, y encima mala costumbre.
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