Raúl Masa / Madrid

El mito es el mito, y siempre han estado presente dentro del imaginario colectivo aquellas imágenes de chicas rubias despampanantes y que fuese cual fuese su nacionalidad, siempre se decía que eran suecas. Biquinis de última moda, curvas infinitas… parece que todo aquello está llegando a su fin.

Según la última encuesta de Frontur, un servicio de estadísticas del Ministerio de Industria, la llegada de visitantes extranjeros a España ha descendido casi un 12% en lo que va de 2009. En total visitaron España 18,3 millones de personas, casi dos millones menos que en 2008. Hay que remontarse al año 2004 para encontrar una cifra de turistas similar. El desplome de mayo fue del 11,7%, sólo superado en 2009 por marzo cuando cayó un 21% debido a la ausencia de Semana Santa.

Miedo, mucho miedo

Ante esta situación, muchos son los que se preocupan y con moderada razón. Es el caso de la Comunidad Valenciana, donde ven con peligrosidad el descenso de turistas de origen británico. Y es que economías que basan gran parte de su desarrollo en el sector hostelero, serán los principales perjudicados de esta bajada en el consumo de ocio turístico y que evidentemente es producido por la crisis económica.

Pero no sólo en la Comunidad Valenciana sienten de una manera muy directa el decenso de turistas. En las Islas Canarias, otro bastión del sector hostelero, también han sentido dicha disminución, situándose por encima de la media nacional con un descenso del 14%. Y ante esto, ¿qué puede hacer una comunidad autónoma que vive en gran parte gracias al turismo?

Ingenio y dinero

Pues deberán reinventarse, como hacen en otro muchos lugares de España. Es el caso de Navarra, donde las ofertas, junto con nuevos y distintos lugares, hacen de sus actividades un plan muy atractivo.

Aunque siempre quedará la ayuda de los distintos gobiernos regionales, como es el caso de Aragón y Castilla y León. Aragón ha abierto una línea de crédito de 36 millones de euros con el fin de mejorar la oferta turística y por otra parte, Castilla y León apuesta por salvar al turismo rural a través de dos programas, Puntos activos y Puentes rurales.