25 de junio de 2009
Vino y brotes verdes
José Ramón Martínez / Yecla
El pasado 2 de junio nos trajo una “buena” noticia para la economía española, el paro descendió en alrededor de 25 mil personas, ese mismo día -¡qué rapidez!- Leire Pajín se sacaba de la chistera un ingenioso video electoral con un brote verde, el llamado inicio del fin de la crisis. Una vez pasadas las elecciones europeas que ganó el PSOE –no conozco un partido que haya perdido las elecciones- el consejo de Ministros aprueba una subida de impuestos y da a conocer las nuevas previsiones económicas.
Como dice el spot, hubo alguien que lo vio todo negro, lo que no se esperaba es que fuese la Ministra de Economía. Ese buen dato del paro era coyuntural, ya temen desde el Gobierno los datos de la Encuesta de Población Activa, según el Gobierno tras el brote verde rondaremos el 20% de paro y comenzaremos a salir de la crisis en 2011, podrían haberlo dicho una semana antes, en el proceso electoral, pero la política se basa en mentiras. Yo todavía desconozco un plan para incentivar el empleo. Todos los analistas sin exclusión hablan de una reforma laboral, sin duda necesaria, como también una reforma educativa donde aprueben los que más sepan y no los que más estudian, entre otras cosas.
Y bueno, otro asunto es el de las subidas de impuestos. El Partido Socialista dice que es eso, socialista, y lo único que se le ocurre es subir los impuestos indirectos, sin duda una medida muy socialista. Nunca se debería haber subido la gasolina. Porque al igual que el tabaco es un producto accesorio, la gasolina es un medio crucial para muchos ciudadanos, sin él no podrían ir a su puesto de trabajo. Dicen que lo han hecho para reducir el consumo, yo no me lo creo, pero si eso fuese así, no hay un plan alternativo para incentivar el transporte público, por ejemplo impulsar la construcción de redes de cercanías, exceptuando la “necesaria” estación de Sol.
Y no hay planes con respecto al transporte porque no hay dinero. La deuda pública no es infinita, y mientras se despilfarra el dinero levantando aceras, con el cheque-bebé –que todavía no sabemos si lo cobró el Príncipe-, el rescate de CCM, de pagar a los altos cargos con sus gabinetes y asesores, etc.
Que bien nos iría si fuese solo el Gobierno el incapaz, si los periódicos se dedicasen a perseguir las malas actuaciones de las comunidades autónomas en vez de publicar fotos de los escarceos de Berlusconi o imágenes de los traseros de doña Leticia y Carla Bruni, sabríamos que la finalidad de los gobiernos regionales es alargar las listas de espera sanitarias, partir la educación en 17 y tirar el dinero creando organismos y contratando funcionarios. Bueno y eso cuando no les da por enriquecerse: Madrid, Camps, el cortijo de Chaves, etc. No conozco ninguna administración que haya hecho un plan serio anticrisis que apueste por el empleo de larga duración, que impulse la iniciativa empresarial, la innovación y la creatividad.
Mucho menos los ayuntamientos, que son los que más pueden ayudar a los ciudadanos, con iniciativas en las que se fomente un sector u otro respecto a las necesidades de cada municipio, se facilite el acceso a locales, a infraestructura. Pues bien, ni los hay ni se espera que los haya.
Esos brotes verdes, de los que habló la ministra, ya están marchitos. Es lo que ocurre cuando se riegan con vino –bebida que gusta mucho a Salgado- y caen piedras desde el cielo y la tierra. Entre todos la mataron y ella sola se murió, que es lo que le pasa a nuestra economía y a nuestra clase política.
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2 Response to "Vino y brotes verdes"
Los políticos son el fiel reflejo de las personas que habitan en su país. Además, tras años de haber dejado nuestra impronta en los países que tuvimos en nuestras manos, he descubierto que no me extraña el comportamiento y la poca vergüenza que tienen. Nunca votaré al PSOE.
Señor José Ramón es un honor recibir su comentario. Lastima que entienda yo tan poco de política para apreciar la esencia de sus palabras. En verdad eres como Valdano: no se si me elogias o me insultas... pero q bien lo dices.
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