25 de junio de 2009

Una de americanos

Blas Martos / Ibi

El mercado de fichajes en las ligas profesionales de baloncesto es interesante a la par que trascendental para el futuro de los equipos en la competición. Y si nos atenemos a los equipos modestos, el fichaje de los extracomunitarios, que en su mayoría son estadounidenses, marcan el rumbo que llevarán en la liga y el puesto que ocuparán en la tabla clasificatoria. Cuando las cosas salen bien todo es alegría, pero cuando salen mal, siempre hay “historias” detrás de cada americano que son dignas de mención.

En la temporada 98-99, Dan Godfread, ex del Barcelona y del Ulker, fichó por el C.B. Granada, aunque llegó a jugar sólo el primer partido porque a la semana siguiente la mujer le dio un ultimátum: “o vienes para EEUU o te dejo”. Días más tarde, el equipo nazarí se enteró de que había fichado sin el consentimiento de la mujer. En la misma ciudad jugó otro “calzonazos”, un tal Ian Lockhart, conocido porque se llevaba a su hijo a los entrenamientos mientras su mujer se iba de compras. No tendría mayor importancia si no fuera porque se paraban los entrenamientos para que le acompañara a hacer pis o porque el muchacho se dedicase a hacer burlas a entrenadores y jugadores.

El musculoso jugador americano, Terquin Mott, fichaje del TDK Manresa que fue flamante ganador de la liga ACB, fue cortado tras negarse a viajar a Tel Aviv. Varias son las versiones que se cuentan, una dice que al llegar al aeropuerto le vino un presentimiento de que iban a sufrir un atentado terrorista y se negó a viajar; otra versión dice que no se sentía seguro tras tener que pasar varios controles para acceder al avión. Este jugador es el mismo que era capaz de beber más de veinte zumos al día o de estar a punto de cortar el contrato que firmó con Lucéntum por no haberle comprado el club las bicicletas que le prometieron.

Uno de los mejores jugadores que ha pasado por la liga profesional de nuestro país también vivió una de las mejores anécdotas que se recuerdan. A Ralph Sampson, ala-pívot de los 80' destinado a dominar la NBA, las lesiones le hicieron acabar en Málaga a principios de los 90'. Un día salió a dar una vuelta por la ciudad hasta que descubrió a un grupo de nazarenos de procesión. Rápidamente, fue a esconderse a la cadena de hamburgueserías más cercana que tenía y llamó a un directivo del Unicaja afirmando: “He salido a dar una vuelta y los del Ku Klux Klan vienen a por mí”. El pobre de Ralph no conocía las costumbres españolas. También cuentan de este jugador que tras los entrenamientos le sacaban una inyección de sangre de las rodillas.

Por último, Walter Berry, jugador que reventó las estadísticas de la liga ACB en el año que estuvo a razón de 180 millones de las antiguas pesetas en el antiguo Atlético de Madrid, que promedió más de 30 puntos por partido y más de 10 rebotes, también sufrió las consecuencias de no conocer la vida europea. En el primer trayecto Madrid-Collado que tenía que hacer para ir a entrenar quemó el motor de su coche porque no cambió de marcha al pensar que era automático…Aunque con 180 millones de los de entonces, no tendría problema para cambiar de coche. Como decía Forrest Gump en la analogía sobre las cajas de bombones y la vida, los entrenadores y directivos de baloncesto podrían decir lo mismo: “nunca sabes qué te va a tocar”.

2 Response to "Una de americanos"

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Eduardo Masa Says....

Muy buen articulo. No conocìa ninguno de esos casos y me han parecido realmente curiosos. Que excèntricos estos americanos...

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J. Ramón Martínez Says....

Los americanos están medio locos yo lo he dicho siempre, cuanto nos habremos reído con estas anecdotillas eh blas!! jjajajaj

Un abrazo!!

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