3 de abril de 2011
De la cama a la guerra
Paula Lax.
¡Vaya mes! ¡Japón, ETA, Sortu, Libia, Costa de Marfil…! Creo que podríamos hacer una encuesta semanal en SHDC para que nuestros fieles lectores elijan el tema que podríamos tratar los colaboradores. Sería bastante interesante. Ana Andújar, por ejemplo, siempre me dice entre cañas: “tú hablando de política internacional y yo de culos y tetas”, pero, ¿por qué no podemos hablar de los culos y tetas de la política internacional?
Bueno, hasta que el capo Masa acepte mi proposición de la encuesta me toca elegir a mí, así que me voy a quedar con… -redoble de tambores- ¡Costa de Marfil! El más reciente de los conflictos africanos se da en un país en el que las personas declaran estar más que hartos de guerra. Los que tengáis buena memoria recordaréis que hasta 2007 este país estaba sumergido en una guerra civil que había comenzado unos cinco años antes por un intento de golpe de Estado que dividiría el país en dos. El conflicto acabó con la unión de los dos bandos para formar el gobierno del país.
Ahora, el país está muy cerca de iniciar otra guerra civil, ¿el motivo? Pues el de siempre, el poder. Laurent Gbagbo, actual presidente (no sabemos si electo, en funciones o de chiste), y Alassane Ouattara, se disputan la presidencia tras las elecciones de noviembre de 2010 en las que las acusaciones de fraude y pucherazo volaron de un lado a otro. Las instituciones del Estado aún no se han puesto de acuerdo sobre quién ganó, pero nosotros, occidentales, sí. Tenemos claro que Ouattara es el dueño legítimo del “trono” porque sabemos contar mejor que en Costa de Marfil, y punto.
Yo, como soy de letras, no quiero liarme con los números, pero sí reflexionar sobre esa forma de aferrarse al poder. El señor Gbagbo se ha encaramado en su castillo, al igual que han hecho en estos últimos meses unos viejos conocidos: Ben Ali, Mubarak y Gadafi – a este último sólo le faltó llamar “nenazas” a sus ciudadanos para que se tiraran a la calle a defenderle dando un discurso que sólo podía ser fruto del mejor costo del mundo-, dejando que sus gentes se maten entre ellos.
¿Qué tendrá el poder que les vuelve locos? Algunos pensarán que es por la pasta, pero a gente como Gadadi o Ben Ali, les sobra, gobiernen o no. ¿Será la conocida erótica? Y aquí es donde mi compañera Anita A. podría hablar de las tetas y culos de la política internacional. Yo lo espero con impaciencia.
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1 Response to "De la cama a la guerra"
Lo de las cañas...te refieres a la oficina donde nos reunimos para debatir y arreglar el mundo, no? Cuando quieras cambiamos los papeles, aunque me temo que eres tú la que podrías dar lecciones en ambos campos. Gente con clase!
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