30 de abril de 2010
Separándonos
JuanJo Ortega / Guadalajara.
Más de un voz se alzó semanas atrás para subrayar lo metafórico que resultaba la erupción del volcán Eyjafjallajökull (que ese parece ser su verdadero nombre y no la versión reducida que todos hemos escuchado/leído durante estos días).
El planeta vomita, o el planeta está que echa humo eran dos de las frases más repetidas.
El caso es que, por culpa de la expulsión y posterior expansión de la nube volcánica, servidor hubo de acudir el pasado miércoles a una jornada sobre volcanes y seguridad aérea.
Admito que, pese a ser enviado en calidad de periodista económico y, por tanto, con la misión de obtener declaraciones sobre la correcta o incorrecta actuación de las autoridades y las compañías aéreas; los datos que más llamaron mi atención fueron los expuestos por el vulcanólogo y vicepresidente del Colegio Oficial de Geólogos, José Luis Barrera. Especialmente, un apunte que para los expertos en la materia les será soso, pero para mi resultó un descubrimiento: cada año, los continentes se separan cinco centímetros.
Y ahí aportó yo nuevas comparaciones con el día a día. Porque cada día nuestra sociedad se separa más.
Por ejemplo, cada vez nos es más incomprensible la realidad económica. Bueno, especifíco que a lo mejor es que yo soy cortito. Cada vez me resulta más incomprensible a mí. Porque no termino de entender cómo, el futuro económico de las naciones esté en manos de unas agencias de calificación que dieron carrete a las hipotecas subprime y, con ello, originaron en parte, la crisis en la que nos encontramos.
Ahora, por el contrario, esos mismos señores se ponen duros respecto al déficit de las naciones y prepárense que vienen curvas.
Tampoco entiendo lo que ocurrió durante esta semana, tras el Barcelona-Inter. No, no me refiero al sabotaje de algún/algunos graciosos que impidieron ver el choque a miles de madrileños. Tampoco al feo gesto del Barça, encendiendo los aspersores para evitar la celebración milanista (también hay que ser tontos; qué les va a importar a los jugadores mojarse, si se iban a duchar enseguida).
Me refiero al hecho de que, nada más caer el cuadro blaugrana, hubo quienes salieron a la calle a lanzar cohetes para celebrarlo como cuando vence su equipo (habitualmente, los cohetes en mi barrio resuenan con los títulos del Madrid o la selección).
Un comportamiento extensible a la prensa madrileña que prácticamente entroniza a Mourinho como Dios Salvador de la patria blanca (que conste que a la inversa ocurre igual y es igualmente reprobable).
Y por último, cada vez nos alejamos más de los orígenes del deporte que más admiro, el ciclismo. Sí, porque hoy, con motivo del 75 aniversario del inicio de la primera Vuelta a España, Josu Garai recuerda que al vencedor de la general se le obsequiaba con 15.000 pesetas, unos 90 euros, según parece. Casi, casi igualito al presente.
Lo que sí que parece que no varía es el rollo del dopaje. Bueno, entonces no se le llamaba así, porque cada uno tomaba sus remedios caseros y punto, mientras que ahora hay toda una industria alrededor (por mucho que me duela admitirlo).
Lo dicho, los seres humanos, como los continentes, no dejamos de separarnos. Eso sí, nosotros llevamos mucho menos tiempo (los continentes comenzaron aproximadamente hace 1.500 millones de años –Mesozoico-).
1 Response to "Separándonos"
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Señor Ortega, un artículo simplemente genial.
Tiene usted una calidad que incluso algún medio se la debería pagar.
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