Alex Boubeta / Cangas.

Un equipo afronta un partido clave, en esos en que se juega la temporada, con uno de sus mejores jugadores lesionado o tocado, pero en condiciones de arriesgar y de jugar forzando dada la magnitud del partido. Entonces se plantean si debe jugar o no. Esa es la cuestión. Forzar con el riesgo de romperse para más tiempo o perderse la gran cita. Una decisión muy difícil de tomar.

En esta tesitura se vio Arséne Wenger antes del partido de Champions contra el Barça. Su referente, Cesc Fábregas, se lesionó el fin de semana anterior, pero quería apurar su recuperación para llegar, aún más sabiendo que se enfrentaba al equipo que lo crió futbolísticamente en su cantera. William Gallas llevaba mucho tiempo sin jugar, estaba en condiciones, pero con una lesión larga y grave requiere ser precavidos. A Wenger no le convencía ninguna de las alternativas en defensa para supirle.

Los futbolistas forzaron y Wenger los alineó como titulares. Los dos recayeron y se perderán bastantes partidos del Arsenal, entre ellos el del Camp Nou. William Gallas tuvo que ser sustituido y Cesc acabó renqueante el partido después de provocar y marcar un penalti. No podrá volver al Camp Nou como referente del Arsenal. Ahora sus declaraciones insinúan el disgusto que tiene. Por su parte, el seleccionador francés Domenech llama irresponsable a Wenger, también técnico francés, por alinear a Gallas ante el Mundial que se avecina. Irresponsable es un término demasiado grave para la situación, Wenger ha pecado por arriesgar y le ha salido mal. Lo pagará de aquí al final. El entrenador del Arsenal se ha apresurado a decir que Cesc no jugó lesionado ante las críticas por su alineación en ese estado físico.