29 de abril de 2010

Crítica: Waking Life

Rafael Bargiela / Madrid.

Un anónimo personaje presencia en sus sueños diferentes testimonios y conversaciones de gente que no conoce. Todos ellos mantienen motivados discursos en los que tratan temas relacionados con la muerte, el individualismo, el yo, la mente y el alma, y la sociedad.

Bajo una estética animada, plasmada sobre personajes reales usando la técnica de la rotoscopia, apareció hace algunos años esta interesante película de cine independiente. De gran contenido filosófico, se van tratando diferentes temas de carácter existencial, bien mediante discursos directos, como por conversaciones o diálogos entre varias personas, todos ellos bajo el contexto de los sueños.

Lejos de presenciar una aburrida y abstracta antología filosófica acerca de temas tan tratados por los más conocidos ensayistas, los diálogos fluyen de forma lógica e intuitiva ejemplificando cada una de las teorías propuestas. Las ideas planteadas, muchas de ellas familiares al espectador, se mencionan de forma natural, surgiendo de la nada, pero con completa espontaneidad, con lenguaje palpable y entendible, dejando paso a una reflexión propia que invita a uno mismo a participar mentalmente de la conversación y a la expresión de acuerdos y desacuerdos.

Pero a tan curioso contenido le acompañan imágenes de desconocida belleza, formadas a partir de una técnica no muy extendida, pero que a este director ya le ha proporcionado más de un buen resultado (véase 'A scanner Darkly'). Las palabras se ven acompañadas de hipnóticas formas y colores, muy expresivas, que incluso a veces intervienen en la propia conversación, como si de un profesor y su pizarra se trataran.

El bello contenido de la película hace de ella un exótico fruto, increíblemente fácil de consumir para su temática, ligero y reflexivo, que deja tras de sí una placentera sensación de necesidad de conocimiento y búsqueda del propio papel en la vida.

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