7 de marzo de 2010

Nessum dorma

Antonio Lucas "Lobo" / Cieza.

Real Madrid 3-2 Sevilla. ¡Viva el fútbol! En la antesala de los Oscar el Real Madrid homenajeó al mejor cine épico. Absténgase de leer este artículo los condenadamente antimadridistas, pues a partir de este párrafo seré subjetivo, sensacionalista y blanco hasta lo inmoral. No es una excusa, es una promesa.

Delirio y pasión desatada ¡qué gusto dios mío! El equipo de Manuel Pellegrini fue un ciclón que alcanzó el climax en una noche de infarto, en un partido inolvidable. El Sevilla demostró todo lo que se esperaba de él, Navas y Capel causaron estragos en la retaguardia merengue, no obstante tras la primera media hora el Madrid fue amo y señor del encuentro y en la segunda parte finalmente se hizo justicia.

¡Nadie duerma! ¡Nadie duerma! Al parecer eso se escuchó nada más marcar el mariscal Dragutinovic el segundo gol sevillista casi sin querer. A mi señal, ira y fuego, espetó Gladiador Alonso. Las campanas tocaron a arrebato, el espíritu de las grandes remontadas entonó en el Santiago Bernabéu el aria más famosa del maestro Puccini, era la gloria o la muerte, todo o nada, como casi siempre en este escenario de titanes y gestas. Van der Vart y Guti saltaron al césped, éste último dijo a sus compañeros: “El balón nos sonríe a todos, devolvámosle la sonrisa”. Las estrellas temblaban de amor y de esperanza, Cristiano Ronaldo daba la primera estocada. Las astillas brotaron del travesaño del gigantesco Palop tras dos sangrientos disparos, media España unida en un mismo grito ahogado, la carne del espectador hecha fútbol, el deseo escapando a borbotones de los ojos que tantas veces han visto los panes y los peces multiplicados.

El alma del equipo capitalino volvió a cantar: ¡Disípate oh, noche! ¡Tramontad estrellas, tramontad! ¡Al alba venceré! ¡Venceré! ¡Venceré! Sergio Ramos, el Faraón de Camas, empata el partido. Minutos de máxima tensión, el milagro al alcance, de nuevo el tiempo y la fortuna como jueces de los hechos, fantasía en los pies, galopadas inverosímiles, resistencia numantina del enemigo, todavía con capacidad asesina, con la opción de arrebatárselo todo a quien más se lo merecía, histérico y henchido de orgullo el miedo escénico, un solo corazón latiendo en la misma dirección, el olor inequívoco de las grandes batallas…

El sábado noche no faltó nada. Rafael Van der Vart, el holandés errante, hizo el tercero de la noche rebasado el minuto '45 de la segunda parte, cuando ya sólo quedaban fuerzas para llorar o para celebrar con rabiosa felicidad lo acontecido. Hollywood no es nada. El gol de la victoria en el último minuto… qué puede haber más bonito en este deporte que ya no es rey, sino emperador. La sombra del recuerdo de la Liga del Clavo ardiendo sobrevoló las conciencias extasiadas de gran balompié y extenuadas por la emoción. Fue increíble.

¿Cómo olvidar a Ramos subiendo la banda con el empuje de cien carros griegos? ¿Cómo olvidar la fe del equipo en la victoria, el coraje y la entrega en cada balón disputado? ¿Cómo ignorar que Frank Beckenbauer descubrió el pasado sábado que ahora el káiser lleva el dorsal número 22 a la espalda? ¿No escucharon ustedes a Xabi Alonso? Se plantó en el centro del campo, su dominio, su reino, y cuando el Madrid sacó de centro tras el segundo golpe de los de Nervión gritó: “Me llamo Máximo Décimo Alonso, comandante de los ejércitos de blanco, general de las legiones rojas, leal servidor del verdadero emperador Fútbol, padre de un toque exquisito, hijo de un auténtico pulmón, y alcanzaré el balón, en este terreno o en el otro”. Así tal cual sucedió, aún me tiemblan las manos de aplaudir sus cambios de juego tan milimétricos como oportunísimos.

En fin, una noche soñada, un paso más cerca de la excelencia buscada, del equipo que aspira a ser este Real Madrid. Lástima que no tengamos una semana para saborearlo, la euforia durará exactamente hasta que comience el partido del miércoles contra los galos del Olimpique. Ahí todo empezará de nuevo, y los dioses blancos podrán refutar su condición o tornarse en desdichados mortales, pero, ahora más que nunca, hay esperanza.

Noventa minuti en el Bernabéu son molto longo.

7 Response to "Nessum dorma"

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Raúl M. Says....

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Cuando un ser humano se da cuenta que necesita reventar un portátil... pasa esto.

Excelente explicación de lo que pasó anoche. Es más, me gusta que destaques la labor de ALONSO, pues está pasando un tanto desapercibido, al menos entre el seguidor medio, pero los que "sabemos" de esto, no somos capaces de interpretar este Madrid sin ALONSO. Veremos esta semana sin él en el campo.

Rezaremos por ver la mejor versión de LASS.

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Andreu Says....

Lo sabía yo, mi padre, mi primo y, por supuesto, mi hermano, el único madridista de la sala. También lo sabía mi perro. Todos sabíamos que el Madrid remontaría ese partido. Estoy seguro de que si hubiera ido perdiendo por tres goles, hubiera metido cuatro. Segurísimo. Como dicen en mi pueblo: "Cuando la picha va al culo..." . Creo que sólo el Manchester se parece al Madrid en eso.

Por otro lado, cada vez me doy cuenta de que sé menos de esto. Nunca aprecié los desmarques entre líneas ni como el delantero arrastró a los defensas, mi mirada bruta se queda sólo en lo gordo. Para mi Xabi, el jugador que introdujo un balón en su portería (era difícil evitarlo, pero todo menos encañonar tu puerta) y que agachó la cabeza en una falta directa despistando a su portero, tendría un O enorme en mi crónica. (Eso no quita para que me parezca un gran futbolista)

Enhorabuena madridistas por mirarnos por el retrovisor. Eso sí, no olvideis seguir hablando del Villarato, del robo de ayer al Almería por la falta de Ibrahimovic y por la cesión mal sancionada a D. Alves. Eso nunca viene mal.

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Héctor Rubio Says....

Andreu, en serio ¿Robo? ¿En serio? La falta que ocasionó el gol de Messi es un regalo.

No te dejes arrastrar por la locura y el nerviosismo que poco están convirtiendo a un ser coherente como Guardiola en un esquizofrénico.

Estoy de acuerdo contigo sin embargo en que ayer Xabi Alonso no tuvo un día muy afortunado. Aun así es el timón que el Madrid necesita.

Espero que contra los franceses Lass sea lo menos malo posible y la compañía de Van der Vaart, Granero o Guti le hagan olvidarse de crear y centrarse en lo suyo: hacer faltas cuando sea necesario y cortar balonces. Ese es tu cometido querido Diarra II, nada más.

Comparto tu opinión del partido del Madrid "Lobo" pero no lancemos la euforia tan pronto.

Aun queda mucha Liga y mucha temporada, veamos que pasa...

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Raúl M. Says....

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Querido Andreu... el miedo ahora está en el tejado blaugrana. Lo que antes era depender se si mismo, ahora lo es, pero teniendo que ganar en el Bernabeu...

Y el mítico 2-6 forma parte de la leyenda. Como el Emperador Cómodo.

Sabes que ese 2-6 solo se puede volver a producir en un Crucero donde se junten:
Agustín, Elena de Troya y el calamar...

De lo contrario... LIGA para el Madrid.

PD. Andreu, en tu próximo texto se desatará todo mi ira merengue...

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HUK Says....

Tío si comienzas el artículo diciendo que nos abstengamos los antimadrilistas lo más probable es que vengamos en masa...

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kija Says....

Querido amigo mio.
Se gratamente de lo que hablas. El extasis por un gol. Como todo el mundo esta en contra tuya, el equipo contrario sacha pecho por ganarte, y al final un gol.
Aunque en mi caso no fuel al final, sino en el 75, aunque como el tuyo fue en el Bernabeu, pero no de Van der Vart sino de Pjanic.
Es lo que tiene el futbol, una gran victoria epica, es solo eso un instante, ya que la amargura te espera en los proximos 90 minutos.

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Anónimo Says....

En primer lugar, valga el siguiente post (con el que comulgo bastante...) de un blog que encontré hace un tiempo para ilustrar mi interés por el mundillo del fútbol y todo lo que le rodea:

http://www.dilettant.net/dilettantescorner/2004_01_01_dilettant_archive.html

Bien. Enlazado esto, diré que cada vez que leo un artículo tuyo dedicado a esta eficaz herramienta mediática disuasoria de revueltas sociales, me entran ganas de ser futbolero para así poder disfrutar de, parece ser, tamaño espectáculo.

No es moco de pavo.

Desmodus.

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