4 de febrero de 2010
Crítica: M, el vampiro de Düsseldorf
Rafael Bargiela / Madrid.
En la ciudad, una serie de asesinatos se están llevando a cabo. Las víctimas, todas niñas de pocos años, son engatusadas y secuestradas para no volver. Nadie se fía de nadie, todo el mundo es sospechoso, y la policía ya no tiene pistas por donde investigar.
El maestro Fritz Lang, en una de sus primeras películas sonoras, nos sorprende con una oscura historia en la que plasma la angustia de un pueblo llevado al jaque por un extraño e impulsivo asesino.
Sin un protagonista fijo, la película va transcurriendo de local en local, de escenario en escenario, representándonos las preocupaciones y consecuencias de los acontecimientos sobre los diferentes sectores del populacho. Más desviado de otros futuros proyectos de él en el cine negro, como 'Los sobornados', evita enredarse en complicadas tramas policiales o relatos de grandes golpes de guión, dándonos una atmósfera más psicológica centrada en las reacciones de la gente mundana.
Desgarrado por su dolor interno, voces malignas lo impulsan al abismo, poseído por una sed incontrolable de sangre que todo puede en contra de la humanidad que todavía parece perdurar en su alma irremediablemente perdida. Así es como se describe a si mismo "M", el asesino de niños interpretado magistralmente por Peter Lorre.
Poco se puede decir a estas alturas de un director clásico de entre los clásicos, sorprendente en todas películas que por ahora he visto. Después de conquistar el arte en el cine mudo, siendo uno de los referentes europeos junto a Murnau (regalándonos entre otras la eternamente bella 'Metrópolis'), demostró que el cine sonoro no hizo más que aumentar las posibilidades de su increíble talento.
"M" solo es una de las muchas obras maestras del genio, pero que destaca por su planteamiento y atmósfera, sin centrarse en personaje alguno. Un clásico.
4 Response to "Crítica: M, el vampiro de Düsseldorf"
Peliculón. Inquietante, bello y fascinante.
Comentar que M (1931) es un peliculón es redundante y afirmativo. Lo que no comprendo muy bien es cuando citas: "sin centrarse en personaje alguno"; creo que toda la película se centra en en el asesino. De echo, el personaje es punto de partida y final.
La película no se centra exactamente en el asesino. Lo que pasa es que de todos los personajes que salen, es el que tiene más tiempo. Pero aún así, sólo lo sigue durante ciertos tramos. Durante el resto de la película se centra en los ciudadanos y en los criminales, aunque sin destacar concretamente a ninguno.
Exactamente, es así como dice Pepe. Es una película sin un protagonista concreto.
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