13 de enero de 2010

Dima, el último amigo de Amunike

Antonio Andreu / Murcia.

¿Cómo pudo haber pasado? Nadie se lo explica. ¿Qué hace un hombre como éste con una chica como ésta?, ¿Será verdad que la belleza está en el interior?, ¿De qué planeta viniste y quién fue el párroco que te bautizó? Las incógnitas se multiplican por momentos. Los rumores se amontonan en internet cada vez que el ucraniano de la triste figura pisa un terreno de juego. ¿Es Dima el gurú espiritual de Guardiola, o tal vez su ‘follamigo’?, ¿Tiene el hijo de Rinat Akhmetov, presidente del Shakhtar, una enfermedad terminal y necesita 30 millones de euros para viajar a Houston y curarse?, ¿Es ‘Chigro’ el primo segundo por parte de madre de Joan Gamper?, ¿Decidió Txiki Begiristain su fichaje al ver la estelar interpretación del individuo como secuaz de William Wallace en 'Braveheart' o como San Marcos en 'La Pasión'?, ¿Se prendó de él Tito Vilanova al verle tocar la batería en su banda de rock?, ¿Lo contrató Laporta para que pusiera los azulejos de su cuarto de baño?, ¿Por qué no lo fichó el Real Murcia, García Pitarch o el Inter de Milán?. En definitiva: ¿Qué hace Chigrinski en este, y no otro, FC Barcelona?

Visto el problema me puse manos a la obra intentando encontrar una solución coherente. Tras dos días de intensa investigación, con un estudio exhaustivo a las últimas once ‘guías Marca’ de mi estantería, descubrí que lo ocurrido con Dima no era un fenómeno aislado. Crucé en ‘Excel’ un sinfín de variables, de características balompédicas y contextos socioeconómicos y llegué a una conclusión: en el fútbol mundial existe una raza de jugador que, si bien no ha sido llamada por Dios para la práctica de este deporte, alcanza según una secuencia cíclica –con frecuencia aún sin determinar- la cima máxima del éxito llegando a un club trascendental. Una raza con dotes físicas, técnicas y de personalidad peculiares, que habría convenido en denominar ‘amigos de Amunike’, como homenaje a su máximo exponente.

Enmanuel Amunike llegó a Barcelona con la vitola de haber sido elegido mejor jugador africano en 1994 y pronto demostró sus enormes virtudes. Su saque de banda resultó prodigioso y sus centros siempre iban al hueco, vacío. El nigeriano lo intentó todo apoyado por su valedor, Sir Bobby Robson –el cual lo calificó como ‘el nuevo Giggs’-, y finalmente consiguió triunfar: tuvo un hijo, Luis Enrique, que hoy sigue siendo un ídolo para el club catalán.

Manolo Amunike, como decimos, es el paradigma fundamental del tuercebotas que cala hondo en los aficionados de un club. En él se concentran dos ingredientes imprescindibles: ser un paquete de correos y tener un enorme carisma. Forman parte de esta especie un numeroso elenco de adorados y denostados patanes que sin duda merecerían un homenaje, un partido benéfico en favor, por ejemplo, de los afectados por astigmatismo en el Congo. ‘Amigos de Amunike’ vs. ‘Selección de Afganistán’, podría ser. He aquí mis jugadores locales, que acompañarían al anfitrión en el once: Winston ‘M.A.’ Bogarde, por su genial gusto de bisutería; Dragan Ciric, por el póster de Sport en el que posaba vestido de mosquetero; Fabio Rochemback, por disparar el balón contra su propio público en momentos de cabreo; Carlos Secretario, por su burocrático nombre artístico; Pato Sosa, por tropezarse haciendo toques durante su presentación; Samuel Okunowo, por molestarle el balón en los pies cual ladrillo del siete; Predrag ‘Agente’ Spasic, por su golazo en propia meta ante el Barça; Elvir Balic, por los 3.500 millones de pesetas que rompieron el tridente Balic-Bolo-Bolic; el Tren Valencia, por rozar su lanzamiento de penalti el banderín de córner; y, por fin, la leyenda viva Dmitro Chigrinski, para mí Chococrispis, porque los periodistas ni siquiera se molestan en escribir bien su nombre (los de El País suelen hacerlo como yo, mal), por tener menos cintura que una nevera y por costar, en tiempos de crisis, más de lo que costaron Ronaldinho y Eto´o. Él es el último amigo de Amunike: madridistas disfrútenlo, yo lo haré cuando se haya ido.

2 Response to "Dima, el último amigo de Amunike"

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Anónimo Says....

Tené menos sintura que una nevera, pibe!! Qué grande Andreu!! Puta!!!

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Lobo Says....

Yo vi un duelo estelar, ¡en un derbi!: Amunike versus Secretario, ganara quien ganara el espectador perdía.

P.D.: Amunike la lió parda en Logroño, no te quejes... nosotros lo intentamos todo tras lo de Prosickito, incluso fichamos a Rambo, pero no hubo remedio, esa raza de la que hablas aparece ciclicamente y, al parecer, es inevitable...

P.D.: Un artículo muy divertido

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