26 de enero de 2010

Crítica: Buscando a Eric

Rafael Bargiela / Madrid.

Eric es un cartero de Manchester que lleva una vida muy caótica. Vive con sus dos hijos adoptivos, los cuales llevan una vida muy descontrolada que Eric no es capaz de manejar. Hace 30 años que ve a su primera mujer, con la comparte una nieta de su hija biológica. Desesperado por el caos, nisiquiera los ánimos de sus compañeros de trabajo y amigos le ayudan a encarrilar su vida, hasta que, un día, se le aparece en su casa Eric Cantona, su ídolo de toda la vida, el gran ex-futbolista de su equipo el Mancherter United.

Conocido por su cine de alto contenido social y realista, Loach nos acerca una vez más una nueva historia acerca de la superación del pasado, los remordimientos, la culpa, el fracaso paterno y el agotamiento psicológico; pero también de la esperanza, la amistad, el amor y de como volver a encauzar la vida.

De la desesperación pasamos a la tranquilidad, del caos a la esperanza. De repente la aparición de Cantona cambia el tono de la película. La curiosidad es saciada con creces. Sin abusar en desmesura de semejante figura futbolística y carismático personaje, Loach nos lo presenta tranquilamente, desde la cercanía que hay entre un hombre destrozado y otro que ha vivido la caída al infierno y la ascensión al cielo. La película es a su vez una autocrítica del propio futbolista. Sus miedos, sus dudas, lo que había detrás del personaje interpretado sobre el césped... lo bueno y lo malo de ser un ídolo del futbol.

Sin exagerada ambición, la historia transcurre fluida, humilde y tierna; sin caer en el a veces empalagoso dramón sobre la desgracia humana. Tal como hace Loach en sus películas de este corte, los tintes de comedia dan un respiro a una historia en realidad más jodida de lo que aparenta.

Cantona es un tio guay.

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