María José García / Alozaina.

La realidad supera la ficción. ¡Que gran verdad! Y es que cada día nos levantamos y los informativos y periódicos nos inundan con sucesos realmente espeluznantes. El problema es aún peor, cuando estos sucesos son provocados u originados por menores de edad. Y es que sólo nos tenemos que remitir a los datos, según el INE (Instituto Nacional de Estadística) casi 16.000 menores son “culpables” en 2008 en España, casi un 17% más que el año anterior. Las cifras son realmente críticas…

Todos tenemos en nuestra memoria el caso de Sandra Palo: la joven fue violada varias veces y posteriormente asesinada y quemada por tres jóvenes de edades comprendidas entre 14 y 18 años. Los menores acumulaban más de 700 denuncias entre la Comisaría de Alcorcón y la Fiscalía de Menores, pero claro, tenían que cometer algo mucho más grave como matar a una persona para ser tratados con cierta disciplina.

Otro caso de gran impacto social fue el conocido como el de “el asesino de la catana”. José Rabadán, con tan solo 16 años, mató a sangre fría a sus padres y a su hermana deficiente mental mientras dormían placidamente en sus dormitorios.

Y no nos podemos olvidar del asesinato de Marta Del Castillo en el que el “Cuco” con tan solo 15 añitos ha sido acusado de violar y asesinar a la joven sevillana en colaboración con Miguel Carcaño.

Ante todo esto solo me viene una pregunta a la cabeza ¿es efectiva la legislación actual? Lo que es evidente es que hay algo que no funciona. La ley recoge que los menores de 18 años no son responsables criminalmente, es decir jamás irán a la cárcel. Si son mayores de 14 años se pueden aplicar medidas correctoras a la actitud del menor que en el peor de los casos pueden terminar en un centro de internamiento y si son menores de 14 quedarán exentos de total responsabilidad, por lo que la solución recaerá en la familia y en la educación que ésta le pueda aportar. Definitivamente esto no funciona.

Con este panorama legislativo solo estamos consiguiendo que las bandas callejeras y menores de edad no tengan miedo a nada ni nadie porque saben que su castigo no tendrá mayor transcendencia. La prueba está en el individuo conocido como “Rafita” que después de haber pasado 4 años en un internado ya está en la calle como cualquier persona después de haber violado y asesinado junto con sus amigos a Sandra Palo.

Se puede buscar el fallo en muchos sitios, en la educación, en la familia, el colegio, las amistades, las leyes… pero ante todo es un problema de valores. Valores éticos y morales que cada día están menos evidentes en nuestra sociedad.