Antonio Andreu / Murcia.

¡Viva el Real Murcia y viva la Comunidad Autónoma de Murcia!

Sí Señor: se me ha caído un mito. Yo que era discípulo de la corriente de Valdanósteles, que consideraba a Don Jorge un mesías de la dialéctica, y a su palabra dogma de fe. Yo que leí como una biblia balompédica su libro “El miedo escénico y otras hierbas”, que lo seguí en El País, el Marca, la Cadena Ser, La Sexta y allá por donde pasó, a pesar de su sentimiento madridista y su inexplicable gusto raulista. Todo se lo perdoné al argentino, al filósofo que no necesitó estudiar periodismo para hablar y escribir mejor que los periodistas. Ahora me ha decepcionado.

Ya sólo me queda Ángel Cappa. Jorge Valdano se volvió vulgar hace unas semanas. Su pelo engominado me recordó al de Valderrama, su traje impoluto al mono de mi mecánico y su estilizada figura a la de Pozí. Valdano confundió las churras con las merinas. El hombre que sacó el balón de la red en aquel mítico gol de Maradona recurrió a la vieja y manida técnica blanca de desprestigio barcelonista. “El Barcelona mira desde Cataluña hacia adentro, el Madrid desde España hacia afuera”, “Aquí será difícil que algún jugador diga ‘Viva el Real Madrid y viva la Comunidad de Madrid”, fueron sus dos perlitas.

Definitivamente El Pelusa llevaba razón: “Valdano tiene más mentiras que el truco”.
Los comentarios del hombre fuerte de Florentino responden a la vieja cantinela del carácter independentista del FC Barcelona. Con sus palabras Valdano me falta el respeto a mí, murciano, y al niño de Toledo al que la otra tarde le regalaron la camiseta de Ibrahimovic. Y es que parece que los barcelonistas de fuera de Cataluña tenemos que pedir perdón por serlo, o somos disminuidos psíquicos por animar a un club que se comunica en catalán y luce la Senyera. Pues no. Sin duda no.

En primer lugar porque no vivimos en la época antes de Cristo, cuando el Imperio Romano luchaba por expandirse, por ser más grande, por abarcar más pueblos. Aquello quedó lejano y hoy todos somos independentistas. Se reivindica la República del Rincón de Beniscornia, el Sistema Federal de Zeneta. Los cartageneros compran coches en Cádiz para exhibir ‘CA’ en su matrícula y fotografían la clasificación de Segunda del Teletexto con su equipo primero, a trece posiciones del conjunto de la ciudad del Segura. En la mesa de amigos castellanos dos hablan en valenciano, aunque el resto no les entienda. Así es la vida hoy, Jorge Valdano, y es lo que reflejan los clubes deportivos desde su esencia, desde el mismo momento en el que su nombre responde al lugar de su fundación. No echemos pues, el muerto al Barça, cuando todos lo hacemos. Me enorgullecería que en una la celebración de una victoria del Real Murcia el capitán gritara ‘¡Viva la Comunidad Autónoma de Murcia!’ por encima de ‘¡Viva España!’. Se me pondrían los pelos de punta si además lo hiciera en panocho, con la Catedral de fondo, mientras se come unos paparajotes con hoja de limoneros sembrados en La Albatalía. Es verdad que el Madrid, por su condición de capital, y el Sevilla –cuya camiseta es más española que la propia del combinado nacional- por puro marketing, exceptúan esta norma, pero nadie tiene culpa de eso. Y el Barcelona tampoco.

En segundo lugar porque se es del Barça por el sentimiento que genera su camiseta, por encima de su mayor o menor españolidad, y a pesar de presidentes con vocación de políticos. Madridistas, Laporta no nos representa. ¿O es que a vosotros si lo hace el defensa portugués que pateó el cuerpo de Casquero en el suelo? ¿A qué no? Aprendan nuevos argumentos… o recuerden de nuevo las tantas Copas de Europa.