Héctor Rubio / Madrid.

Dicen que la Fórmula 1 es un circo, y en muchos sentidos tienen razón. Ahora ese circo acaba de expulsar de por vida a una de sus principales cabezas visibles, el director deportivo de Renault y jefe de Fernando Alonso, el italiano Flavio Briatore. Además la FIA no ha tenido clemencia con él: no podrá volver al paddock ni asistir como VIP a ningún gran premio de F1 jamás.

¿Por qué ha pasado todo esto? Todo nace de unos de los sentimientos más deleznables que posee todo ser humano, ya sea en pequeñas dosis o en enormes cantidades como es el caso que nos ocupa, el deseo de venganza.

Vamos al principio de la historia. Hace un año por estas fechas Nelsinho Piquet, pésimo piloto brasileño, tenía un accidente en el circuito de Singapur que favorecía la estrategia del equipo Renault para que Fernando Alonso pudiera alzarse con una importante victoria para el equipo francés, que hasta ese momento no había cosechado buenos resultados en la temporada. Resulta que ese accidente había sido provocado por el equipo según denuncian ahora un indignadísimo Nelson Piquet padre, conocido por sus malas artes al volante en su pasado como piloto.

Nelsinho, despechado por haber salido de Renault sin pena ni gloria fue con el cuento a la FIA y ésta después de investigar y con la telemetría en la mano, ha llegado a la conclusión de que ese accidente fue provocado deliberadamente.

Hoy se ha dado a conocer la resolución del máximo estamento del automovilismo mundial con una sentencia cuestionable. En relación a Fernando Alonso, la FIA concluye que “no estuvo implicado, de ninguna forma, en el quebrantamiento que Renault F1 hizo de las normas”. Después llegó al turno de Piquet Jr., el cual salió completamente de rositas ya que según Max Mosley (Presidente de la Federación Internacional de Automovilismo) “tiene total inmunidad a cambio de sus revelaciones”.

Más tarde llegó Briatore, el “criminal” según Mosley, decidiendo el Consejo de la FIA “inhabilitarle para cualquier competición por un periodo ilimitado”. A Pat Symonds (director ejecutivo de ingeniería del Renault F1 Team) le caen cinco años y la escudería se libra de sanción, a no ser que reincida.

Esta resolución no es la venganza de la familia Piquet contra Renault o Briatore sino la de Max Mosley contra el italiano. Hace unos meses se habló muy seriamente de crear un campeonato paralelo a la FIA por medio de la FOTA, la asociación de constructores en la que se agrupan BMW-Sauber, BrawnGP, Ferrari, McLaren, Red Bull, Renault, Toro Rosso y Toyota. Este grupo de escuderías no estaba de acuerdo con las normas impuestas por dicha institución y la cabeza visible de este campeonato paralelo era Briatore. Después de duras negociaciones, la FOTA consiguió una de sus peticiones principales: que Mosley saliera de la FIA en la presente temporada para que las escuderías siguieran corriendo el actual campeonato.

A pesar de estar en contra, Mosley acató la decisión, esperando su oportunidad para ajustar cuentas con el director deportivo de Renault. Ahora un niño brasileño malcriado y peor aconsejado le ha puesto la venganza en bandeja de plata. Disfrútala Max.