José Ramón Martínez / Yecla.

La pasada semana falleció José Ramón García Antón, conseller de Medio Ambiente y agua. Aunque en todos los medios se haya hablado maravillas de él no es oro todo lo que reluce en su gestión.

En primer lugar ha sido el artifice principal del enfrentamiento entre el Gobierno y la Generalitat en materia de agua. Se trata de un tema espinoso este, que en ningún caso se debe afrontar desde la trinchera y García Antón estaba en la trinchera con el fusil cargado y disparando a diestro y siniestro.

Otro acontecimiento bochornoso fue su gestión del accidente de metro en Valencia, que costó la vida a 43 personas y que le debería haber costado el puesto ya que no fueron pocas las advertencias que clamaban para una renovación de la linea 1 que García Antón nunca inició.

Pero no fueron sólo manchas de lo que dispone su currículum, fue el gran artifice e impulsor del maravilloso TRAM de Alicante, que lleva camino de ser lo más valioso con lo que cuenta dicha ciudad y que la está transformando de una forma exponencial. Mérito suyo es también la conservación de la red de carreteras, el impulso de nuevas autovías –como la CV-80 Sax-Castalla- y la presión al Gobierno para que la Comunidad Valenciana cuente con mayores y mejores infraestructuras.

Fue sin duda el mejor conseller de la era Camps, lo cual no es difícil dentro de tanta mediocridad, se trataba de un hombre que servía a la política y que no se servía de ella. Uno de estos hombres que primero trabajó y que nunca llegó a ser política. Con sus grandes errores, fue un político de estos que se necesitan, con conocimientos y capacidad de decisión. Descanse en paz.