Antonio Soriano / Cocentaina

Entre el caso Gürtel, la Gripe A y el culebrón Eto’o, los medios de comunicación nos dieron la oportunidad a todos los televidentes, o videntes de la televisión, de soplar las cuarenta velas en honor al primer viaje tripulado a la luna. Antes de poner en Google la frase ‘viaje a la Luna’, ¿cuál, la de valencia?, me vienen a la cabeza esas imágenes en blanco y negro en las que se manifiesta esa idea preconcebida, que incluso antes de ‘hacer’ el viaje ya teníamos, de un tal Armstrong, ni Louis, ni Lance, sino Neil, y su mítica frase “un pequeño paso para el hombre, un gigantesco salto para la humanidad’, con traje super-espacial y huella de zapatones incluida.

Curiosamente, el buscador me trae a la palestra una costumbre americana ya extendida en todo el mundo, y que tiene su origen en esa mítica foto de los soldados americanos levantando la bandera americana en la Isla de Iwo Jima. Ese tal Amstrong, (¿fue el solo a la luna?), clavó la bandera en suelo lunar. ‘Aquí ha llegado un Yankee’, era la marca de agua de la sabana estrellada.

Son recuerdos que a uno le vienen a la cabeza de lo visto en televisión, en los libros del colegio o en cualquier enciclopedia multitemática con traje y corbata, por eso de que te la venden como actualizada poniendo como ejemplo al cuarentón viaje lunar. La verdad, o al menos a mí me lo parece, un viaje tan ‘sofisticado’, como diría mi madre, no puede tener tantos años. De ahí, que lo situemos como un acontecimiento reciente.

De 1969 a 1972, se dice que un total de 12 astronautas pisaron la Luna, y sin embargo, solo recordamos a Neil. Algo parecido a lo que ocurre con Operación Triunfo. Tras ‘nosequantas’ ediciones, solo recordamos a Rosa de España, y los más osados como yo, a SuperBustamante y a Bisbal.

Os cuento una historia de esas que dan que hablar, literalmente hablando. Cuenta la leyenda… se dice que Amstrong momentos antes de introducirse en la nave tras el paseo lunar pronunció la frase “Buena suerte, Mr. Gorsky”. Desconcertados todos, nadie sabía el honor de estas palabras. Los periodistas en su afán profesional solo conseguían una sonrisa del astronauta cuando le preguntaban por el tema. Mucho tiempo después, en una rueda de prensa contó que “siendo niño, Armstrong saltó al jardín de sus vecinos a recoger una pelota de béisbol. Apostado cerca de la ventana del dormitorio del matrimonio Gorsky, no pudo evitar escuchar su conversación. La señora Gorsky enfurecida gritaba: "¡Sexo oral! ¿Quieres sexo oral? ¡Tendrás sexo oral cuando el hijo de los vecinos camine por la Luna!".

Es una historia que se convirtió en ‘bulo’ y que al final parece ser que no era cierta. Hoy pretendía hablar, movido por la curiosidad, de la veracidad del viaje a la luna, pero no lo voy a hacer porque no tengo ni medios, ni ganas. Por lo tanto desde SHDC un claro homenaje a esta ‘historia’ que recientemente ha ingresado en el club de los cuarenta, los cuarenta éxitos de ayer y de hoy, mezclando spots radiofónicos.

Los medios, sus medios, mis miedos. (¿cómo voy a saber yo si la luna estaba en Los Ángeles y Neil Amstrong era el papel principal interpretado por Bruce Willis?).